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Qué te importa el infinito futuro si perdiste el infinito pasado. Lo dejó escrito Borges. Solo está el presente. Nada hay salvo este editor del blog que avanza y me informa sobre la irrelevancia doméstica de Borges. Ah Borges, qué manipulador. Fabula cuatro tramas metafísicas y te hace suyo. No sale uno nunca de Borges. Qué importan el resto de los autores si hay Borges. Dejo ahora esto escrito, pero no es del todo cierto. Fabulo, maquino, manipulo, finjo, someto a la voluntad ajena una idea mía que no acabo de sentir enteramente propia. Al fin y al cabo los demás fabulan, maquinan, manipulan, fingen, someten bla bla bla. Me ha sentado mal la pequeña siesta del martes. No sé qué habré soñado. Está saliendo ahora. Lo que sea que ande por ahí adentro me está forzando y está venciendo.
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A diferencia del eminente Walter Bishop, el mad doctor de Fringe, esa trama bipolar y huidiza, no tengo interés alguno en saber si hay otro mundo en un desquiciado borde cuántico del actual. No me interesa un doble que en la realidad paralela escriba en un blog, enseñe inglés en una escuela, pasee bares, ame el sello Verve o no soporte a Wert en televisión. Me pregunto si habrá otro Wert en otro universo. Si el caos se habrá apoderado de los pasillos de la escuela y enseñar y aprender sean verbos carentes de significado alguno. Si (como pasa aquí) el maestro se esté convirtiendo en un registrador de la propiedad didáctica y ocupe una considerable parte de su horario lectivo (y el no lectivo cuenta a veces más) en cumplimentar documentos, en rellenar formularios, en dar cumplida cuenta de las veces que se irrita en clase, tose o se pregunta (a lo callado, sin exteriorizarlo, en una admirable actitud de prudencia que nadie va a agradecerle) el porqué están convirtiendo la escuela en un lugar sin alma. No encuentro respuestas. Es que no soy el eminente Bishop y carezco de la formación adecuada. Además no me meto sustancias tóxicas (al menos las que se mete mi amigo Walter) ni tengo una vaca en mi estudio.
3
Me dice K. de qué van a hablar los informativos cuando la economía alce el vuelo y la prima de riesgo sea una prima lejana a la que no vemos desde la primera comunión. Volverán a las guerras coloniales, le digo.Sacarán de archivo imágenes de los dictadores ajusticiados por el pueblo. Inventarán un género nuevo. Llamarán a los guionistas de Cuéntame y les pagarán una morterada indecente de pasta para que escriban una segunda parte exclusivamente financiera. Música de Vetusta Morla, Love of Lesbian, Russian Red y en ese plan. Escenas de manifas en las calles. Perroflautas Plazas hasta la bola de antisistema. Luego está la opción Messi. K. es culé. Es curioso que la travesía triunfal del Barcelona por los estadios del mundo haya coincidido con la crisis. En cuanto Mourinho gane tres o cuatro grandes cosas volverá la luz a las sombras y el agua correrá por la acequia.
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Frank Capra: hace falta un Capra para sacarnos del bache, del revés, del agujero, del no sé qué me pasa que ni yo mismo me entiendo. Uno a tope, claro. No el Capra documentalista de guerra, propagandístico, subido de barras y estrellas, sino el bienintencionado, el idealista, el pequeño poeta de las pequeñas cosas. Un buen Capra en un ministerio, haciendo un comentario aquí, dando un toque de ternura allá. No sé si haría que todo funcionase, pero seguro que sería un grupo humano formidable. De esos que en navidad se regalan montones de cosas y celebran en la intimidad la armonía del mundo en un prodigioso blanco y negro.
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Echo en falta algunas caminatas que antes daba a poco de caer la noche. No las hago porque guardo un recuerdo extraordinario de todas ellas y temo estropearlas si éstas no están a la altura. Es fácil malograr una caminata. Se te puede acabar la batería del ipod. A veces pienso que no soy nada sin los inventos del señor Jobs. Soy un hombre de mi tiempo de un modo brutal. Soy un feliz adicto de las tecnologías. De todas. No soy delicado. Teniendo botones, pudiéndose programar, si tienen puerto usb y un perfil actualizable por la red, me siento satisfecho. Por eso últimamente no ando. No tengo perdón de Jobs.