
Pues bien, cada vez queda más claro que la nutrición sigue esa misma senda de los grises, desde el primer momento en que afirmamos que no hay dos personas iguales, que cada persona es un mundo, y así un largo etcétera; existe una gran variedad de “dietas” y muchas son grandes opciones, siempre que se lleven bien y sabiendo cómo deben ser combinados los alimentos para llevar una vida saludable y no tener problemas nutricionales, nos encontramos con dietas como la vegetariana, la mediterránea, la atlántica, etc
Lo ideal es que una dieta no excluya grupos de alimentos ni alimentos concretos, ya que esto (salvo contadas excepciones) genera ansiedad, somos así, si nos prohíben algo por lo general vamos a intentar hacer lo contrario, que nos prohíban algo no hace más que crear curiosidad por el “¿a ver qué pasa?” o en el caso de la comida, nos va a llevar a una obsesión con ese grupo o alimento (a no ser que sea algo que no nos guste, pero no suele ser el caso). Existen excepciones a esta regla, existen enfermedades que nos fuerzan a planificar otro tipo de alimentación, a excluir alimentos de la dieta para evitar agravar la enfermedad. En ocasiones esto se hace de forma temporal hasta que nos recuperamos de esa enfermedad, otras veces, si la patología es crónica, los cambios deben hacerse permanentes.

Esta dieta fue ideada por el cardiólogo Dean Ornish. Tras estudiar las cardiopatías y conocer sus causas, elaboró un plan de alimentación muy cerrado y bastante duro en la práctica pero con muy buenos resultados en la mejora de los pacientes. De ahí se ha extendido su uso no solo para cardiopatías sino también para diabetes e incluso cáncer.
El sistema no sólo se centraba, y se centra, en la dieta, además promueve el cambio de hábitos y el ejercicio. Todo ello acompañado de sesiones grupales para hablar de las sensaciones, de los logros, los fallos, etc.
La dieta para estos pacientes está basada, principalmente, en frutas y verduras reduciendo al máximo el aporte de grasas, limitando su consumo al 10% de las calorías totales, y siempre con grasas del tipo mono y poliinsaturadas, haciendo especial hincapié en el consumo de ácidos grasos omega 3.

Ya empieza la clasificación en grupos y, aunque no lo dice, se podría decir que los alimentos del último grupo estarían “prohibidos”, aquí he de decir que no son alimentos que un nutricionista recomendaría, son alimentos trans, alimentos excesivamente grasos, fritos. Bueno nada que no pueda compararse con la pirámide de la alimentación.El problema real aparece cuando se desvía a los planes de adelgazamiento y lanza, u otros lanzan, frases como “Come todo lo que quieras, son verduras y no vas a engordar”, ya hay titulares (en páginas web ajenas al autor de la dieta) que dicen “La dieta perfecta”, “Pierde X kilos en un mes”. Y ahí es dónde está la trampa, tergiversan la dieta haciendo especial hincapié en que hay alimentos permitidos y alimentos prohibidos, hay fases… y se olvidan de los cambios de vida, de los hábitos y del ejercicio, porque realmente la dieta de adelgazamiento se debe basar en una alimentación saludable y equilibrada y esto no se puede conseguir sin un cambio de hábitos.
Con esto me despido, esperando que apliquemos el sentido común a la hora de elegir nuestra alimentación y ante todo estar seguros de que esa dieta que empezamos no nos vaya a perjudicar a medio-largo plazo.
Realizado por Tamara Valencia Dueñas.
Fuentes:
PMRI
Ornish spectrum
Eroski consumer