Empezó llamándose "Arquitectamos locos?", sin signo de apertura de interrogación, pero no fue por postureo, sino porque había diseñado uno muy aparatoso, al modo de las letras capitales de los amanuenses, que quise insertar delante y no supe. Y ya se quedó así. Al cabo de años lo puse. Lo que no quité fue la tilde de "sólo", que poco a poco, obediente aunque disconforme con la Academia, voy suprimiendo con esfuerzo en mis escritos. Pero en esta cabecera no he querido quitarla; al menos por ahora.
¡Diez años ya! Las primeras entradas las escribía en word y luego las insertaba aquí porque no sabía que se podía editar directamente. Tampoco sabía que se podían insertar imágenes, ni nada de nada.
Tenía cuatro seguidores, amigos y compañeros de Toledo y uno de Las Rozas (saludos si me seguís leyendo), a quienes mandaba un correo electrónico cada vez que publicaba una nueva entrada.
Y desde entonces hasta ahora. Diez años que por una parte parecen un suspiro y por otra casi una vida entera.
He celebrado ya aquí sus primeros cinco años, su primer millón de visitas (por cierto, acaba de llegar al millón y medio), etc, y siempre he contado lo mismo: las grandes alegrías que me ha dado y que me sigue dando, la cantidad de buena gente que he conocido, las oportunidades que he tenido, los eventos a los que me han invitado gracias a él... Todo estupendo. Lo empecé al poco tiempo de cumplir cincuenta años, sintiéndome un hombre derrotado, y ahora tengo sesenta y estoy renacido.
Pero hoy no quiero seguir por ahí. No quiero contaros las buenas cosas que me ha traído el blog ni lo encantado que estoy con él. No, que me pongo ya muy cansino y luego me regañan.
Por ejemplo: El otro día, como digo, he llegado al millón y medio de visitas. Lo he contado en las redes y mucha gente me ha felicitado; entre ellos, mi amigo de Facebook Carlos Bento Company me ha hecho este gracioso meme:
Gropius, Corbu y Breuer: Fans.
Me ha encantado. Me he hinchado como un pavo. (Uy, como un pavo; qué más quisiera: Como un hipopótamo). He puesto en seguida esa imagen en Twitter (Carlos Bento no lo trabaja) y por ella han seguido felicitándome, hasta que...
¡Zas! ¡En toda la boca! Es verdad. Y entonces he humillado las orejas y me he dado cuenta de que este blog es totalmente insignificante e inane. Me da alguna satisfacción banal y un nocivo sentimiento de satisfacción, como si fuera algo importante. No lo es. En realidad no me sirve para nada.
Por ejemplo:
* A fecha de hoy, nada menos que diez años después y con millón y medio de visitas, Charlize Theron aún no se ha enterado de su existencia y, por supuesto, ni ha hecho aquí ningún comentario, ni me ha pedido amistad en Facebook ni me sigue en Twitter. Tampoco me ha mandado ningún correo.
* Desatranques Jaén no me ha hecho una oferta millonaria para anunciarse aquí.
* (Nadie me ha hecho una oferta, ni millonaria ni nada, para anunciarse aquí).
* Ningún director de cine me ha llamado, no digo ya para protagonizar una película, sino ni siquiera para hacer un cameo en el que, por ejemplo, algún listo pontificara sobre este blog en la cola del cine y yo estuviera allí presente para desmentirlo y desautorizarlo.
* Ningún afamado arquitecto me ha llamado para invitarme a asociarme con él, ni permanentemente ni tan siquiera para un único proyectazo.
* Ninguna gran corporación nacional ni internacional me ha encargado su representativa y fascinante sede en Madrid, o en Londres, o en Manhattan.
* El Presidente del Gobierno no me ha ofrecido la cartera de Fomento (o de Transportes, Movilidad, Agenda Urbana y Dos Huevos Duros, o de lo que sea), ni una dirección general, asesoría oficial o carguito de ninguna clase.
* Ninguna revista de jazz me ha ofrecido una colaboración. Ninguna del tipo Hombres Vigorosos me ha hecho una portada.
* La maestría internetera que se supone que me ha dado este blog tampoco me ha servido para que mis pedeefes entren en los registros electrónicos de ninguna administración pública a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera.
* Tampoco han venido turbas enfervorecidas a la puerta de mi casa a cantarme villancicos.
* Diez años escribiendo sin parar, y manteniendo el blog enhiesto contra viento y marea, con lo difícil que es eso, y no me ha dado nadie ningún premio. ("Tienes el de tus lectores". "Sí, claro, eso sí").
* En más de una ocasión, incluso teniendo delante la perentoria fecha de entrega de un trabajo, lo he dejado todo porque se me ha ocurrido una idea para el blog y me he puesto a escribir, en contra de mis intereses profesionales. Primero la devoción y luego la obligación.
* Llevo publicadas 644 entradas con esta, lo que supone una media de 64,4 al año y una cada 5,67 días. ¿Y creéis que eso me ha hecho acreedor a dar el pregón de las fiestas de mi pueblo algún año? No. Nunca. Jamás. (Si eso no es la mayor de las injusticias yo ya no sé).
* Tampoco me han invitado nunca a hacer el saque de honor no ya en la final, sino en ninguno de los partidos del torneo triangular de fútbol Seseña - Seseña Nuevo- El Quiñón. (Y, si este no existiera, de cualquier otro similar).
* Hace cuatro años estuve muy malo: me operaron y todo; y si recorro las entradas que publiqué por entonces no se nota; no se ve cuándo fue la operación y la convalecencia. Es decir, no paré de publicar ni cuando las pasé muy apuradas. ¿Y me han dado la Medalla al Mérito del Trabajo por ello? ¡Ja! ¡Malditos burócratas de Washington!
* Algún lector amigo me ha regalado algún ejemplar de la revista Nueva Forma, e incluso algún libro, cosa que agradezco con emoción y hasta las lágrimas. ¿Pero qué ha hecho la Asociación Española de Productores de Jamón del Güeno Güeno (ASOESPAPROJAGÜEGÜE)? ¡Nada! ¿Me han regalado alguna muestra? ¡No! y no me refiero a la esperable y lógica muestra de siete kilos, sino que ni siquiera me han mandado una de doscientos gramitos.
* Ninguna casa informática puntera (ni zaguera) me ha ofrecido equipos portátiles (ni fijos) de última generación (ni obsoletos) para que pueda seguir publicando entradas y editando mi blog en cualquier sitio y bajo cualquier circunstancia, con lo cual se podrían tirar el rollo de que este blog es posible gracias a su marca. (Ay, qué poca vista comercial).
* La Academia de Cine jamás me ha invitado a asistir a la gala de los Premios Goya y a despepitarme con sus divertidísimos presentadores y guionistas. (La de EE.UU. tampoco me ha invitado a los Oscar).
* Buenafuente no me ha entrevistado en su programa.
¿Para qué seguir entonces con el blog? ¿Qué sentido tiene? Ninguno. Es una fuente de decepciones y de sinsabores.
Alguna vez me han invitado a alguna mesa redonda para hablar del blog y para animar a la chavalería interesada a que se abra uno, por aquello de la comunicación y todo eso. Pues ahora os digo la verdad: No os lo recomiendo. ¿No lo veis? No da nada más que disgustos.
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