Cartel del evento.
Estoy seguro de que gran parte de los lectores de este Blog recuerdan perfectamente el incidente del buque petrolero Prestige, pues supuso una tragedia que ha quedado grabada “a fuego” en la memoria de todos los españoles y que a casi nadie dejó indiferente en el resto del mundo. En estas fechas se cumplen diez años de la mayor catástrofe ecológica de la historia de Europa, con motivo de la cual ha sido presentado una muestra fotográfica. Se trata de una ponencia llevada a cabo por la Asociación Cultural “El Col-lectiu” (El Colectivo, en el dialecto valenciano local) de Betxi, contando con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad castellonense. Esta interesante y reveladora colección de instantáneas aviva un imperecedero recuerdo. Fue inaugurada el pasado Lunes 19 de Noviembre a las diecinueve horas y va a permanecer abierta al público hasta finalizar el mes en curso. Se encuentra ubicada en la Biblioteca Municipal de Betxi (Castellón, España). Los interesados pueden visitarla de once a trece horas en horario matutino y de dieciséis a veinte por las tardes de Lunes a Viernes; para ello deben dirigirse al citado inmueble situado en la calle Doctor Ortells número uno de dicha localidad.
Imagen parcial de la muestra.
Conjunto fotográfico expuesto.
Haciendo un poco de memoria resumida, me gustaría reportar que el Prestige era un buque petrolero monocasco de la Clase Aframax, propiedad de Mare Shipping Inc. Con sede en Liberia, estaba gestionado por Universe Maritime Ltd. (Grecia) y asegurado por la London Steamship Owners Insurance. El barco estaba registrado en el puesto de Nassau, en Bahamas y fue botado el uno de Marzo de 1.976. Se trataba de un navío mercante de casco único construido por Hitachi Shipbuilding and Engineering Co. en Maizuru, Kioto (Japón), con una Eslora (Longitud) de doscientos cuarenta y tres metros, una Manga (Anchura) de treinta y cuatro metros y medio, más de dieciocho metros de altura de casco y un Calado (Hundimiento del casco bajo la línea de flotación) de catorce metros. Presentaba un tonelaje bruto de casi cuarenta y tres mil toneladas métricas y una capacidad total de carga de algo menos de ochenta y dos mil toneladas. Un trágico 13 de Noviembre de 2.002, el Prestige navegaba con casi setenta y siete mil toneladas métricas de Fueloil a algo menos de treinta millas náuticas de la costa atlántica de Finisterre (España) cuando un temporal azotó su ya probablemente maltrecho casco y sufrió una vía de agua. Acatando al parecer ordenes provenientes de tierra, el Capitán del navío trató de alejar el barco de la costa y tras seis días de navegación casi a la deriva su casco se partió en dos alrededor de las ocho de la mañana el diecinueve de Noviembre, hundiéndose poco después a una profundidad de tres mil ochocientos cincuenta metros; en ese preciso momento se hallaba a unas ciento cincuenta y cinco millas náuticas de la costa española; las primeras manchas de crudo no tardaron en aparecer en las playas gallegas. La costa afectada no sólo estaba parcialmente protegida por su gran importancia ecológica, sino que también presentaba una notable industria pesquera. Apenas iniciado el año 2.003 fueron detectadas manchas de combustible a unas treinta millas de la costa. Posteriormente, alcanzaron las costas gallegas y portuguesas, originando un desastre ecológico sin parangón en toda Europa. Una conmoción política y social sacudió a todo el país, al contemplar horrorizado que una marea negra engullía el hasta entonces rico litoral del Oeste ibérico. Otra marea sin precedentes, esta vez humana, compuesta entre funcionarios y especialistas a sueldo y una marabunta de miles de acongojados voluntarios se enfrentó con determinación inquebrantable al holocausto ecológico que ante ellos se manifestaba. Decenas de miles de toneladas de “chapapote” fueron eliminados a mano sin descanso durante meses en un esfuerzo conjunto nunca antes visto en esta parte del mundo. Por desgracia, el malogrado navío siguió vertiendo toneladas de petróleo desde el lecho oceánico a las aguas atlánticas durante meses por varias vías abiertas en su cubierta hasta que una a una fueron taponadas. El pesado fuel casi sin refinar fue calando gradualmente en las finas arenas costeras, por lo que años después aún es posible hallar manchas localizadas de crudo a cierta profundidad, por no hablar de las “galletas”, miles de manchas de fueloil que durante mucho tiempo salpicaron y salpican las playas afectadas. Tal fue el trauma social infligido, que el incidente protagonizó cientos de viñetas, historias de heroísmo, canciones, juegos, debates y miles de páginas en publicaciones impresas y digitales; el Prestige irrumpió con su drama en la cultura popular española de la época, dando origen además a la Plataforma Ciudadana “Nunca Máis” (Nunca más, en Gallego), nacida con el objetivo declarado de evitar que se repita semejante catástrofe ecológica en Galicia, exigir el castigo de sus responsables y promover la reparación de los daños ocasionados. El incidente obligó a las autoridades a marcar una nueva ruta para petroleros más alejada de la costa francesa y española; además, la Comisaria europea de transporte, Loyola de Palacio, logró la prohibición en toda la Unión Europea de los petroleros monocasco; una decisión que también ha sido implantada en otros países no europeos. Ha tenido que pasar todo este tiempo para que pueda llevarse a cabo un juicio que se presenta largo y complicado, del cual me gustaría que se dedujera un pena ejemplar para los responsables de aquél fatídico vertido, aunque soy consciente de que por desgracia hay demasiado dinero e intereses en juego, por lo que no me extrañaría que a todos nos decepcionase su desenlace. Pueden contemplar algunas fotografías sobre la exposición en el grupo de seguidores en Facebook. Esta es una muestra que debe salvaguardar en nuestra memoria un trágico recuerdo que nos impulse a hacer lo posible para que semejante catástrofe no vuelva a repetirse nunca más. Les invito a visitarla.