Prácticas molestas en LinkedIn.
Por Víctor Puig.
Blog de Víctor Puig.
Compruebo sorprendido que un post que escribí hace ya casi dos años sigue siendo el más comentado de mi blog: prácticas molestas en Twitter. Por los comentarios en el blog y por las menciones recibidas en Twitter, parece que además de polémico resultó útil (que es de lo que se trata).
Siguiendo una línea similar, en este nuevo post os querría comentar algunas prácticas que, espero, os ayuden a lograr mejores resultados en LinkedIn.
Como en el post acerca de Twitter, en esta ocasión tampoco trato de ejercer de sabiondo diciéndole a los demás lo que deben o no deben hacer en las redes sociales. Allá cada uno. Mi intención es compartir con vosotros algunos usos de LinkedIn que a mi, de forma personal y por tanto subjetiva, me parecen incorrectos. Abro el debate para quien quiera añadir más o discutir éstas. Entre todos aprenderemos.
Vamos allá con las prácticas molestas en LinkedIn:
1. Contactos desde perfiles (muy) incompletos
Que LinkedIn nos pida cada vez más y más datos para actualizar nuestros perfiles al máximo es un pacto tácito: dame más información sobre ti y yo te doy una herramienta más pulida. Hasta ahí bien, y allá cada cual con la decisión de hasta qué punto quiere dar más o menos detalles sobre su experiencia profesional o su trayectoria académica.
Pero hay un mínimo de info que debería tener tu perfil: no me gusta nada que me contacte un perfil sin foto, sin descripción y apenas con su cargo actual por que me parece un trato injusto. Si quieres que estemos en contacto, explícame quién eres y qué haces para que pueda decidir si estoy o no interesado. Dame pistas de qué podemos hacer juntos.
2. Fotos irreconocibles
Una variante de la anterior es un perfil más completito pero con una foto donde quien ostenta el perfil es irreconocible. Bonitas gafas de sol, bonito avatar o bonito paisaje, pero por favor, déjame ver quién eres. Quizás tu cara me suene, quizás nos hayamos visto antes. Un perfil con una foto sin una cara reconocible es también un perfil enmascarado.
3. Soy un logo, soy una empresa, soy una taza, soy un tenedor
Una cosa es que LinkedIn tenga páginas de empresa, y otra muy distinta es que una empresa use un perfil personal como tal y se dedique a ir contactando a los demás. ¿Ignorancia, timidez o spam puro y duro? Dependerá de cada caso, pero LinkedIn es una red de profesionales: actúa con tu nombre, di en qué empresa trabajas y qué haces allí y empezaremos a entendernos…
4. Mensajes de contacto automáticos
LinkedIn querrá que cada uno de nosotros tenga tantos contactos como sea posible. Con ello seguramente aumentará nuestra percepción de que la herramienta es útil (percepción a mi entender muy discutible si es sólo por el número de contactos). Con este objetivo, LinkedIn nos lo pone fácil: nos sugiere contactos que quizás conozcamos y basta un clic para enviar una petición de contacto automática.
Me parece triste que si te tomas la molestia de contactar a alguien en una red profesional, no le digas por qué le contactas. LinkedIn no es twitter, en este sentido, o no debería serlo. Tu potencial contacto recibirá tu petición con mejores ojos si personalizas ese mensaje: salúdale, explícale qué te interesa, por qué le contactas…
5. Coleccionistas de contactos
Me parece muy normal que contactemos a alguien en LinkedIn por que tiene un perfil profesional que nos interesa, por que queremos saber más de él, o por que intuimos que en algún momento pueda sernos un contacto útil. Nada que objetar y encantado de recibir ese tipo de contactos.
Un caso muy diferente es quien contacta a un montón de gente a bocajarro y por que sí, por que en su perfil quiere ver esa etiqueta de “500+ contactos”, por que le parece que la parte cuantitativa ha de ser importante. O aún peor, para pavonearse de que entre sus contactos en LinkedIn “tiene” a tal o cual otro profesional, como si realmente tuviera acceso a ellos. Esta forma de actuar roza lo lamentable.
6. Poner en contacto a desconocidos
Una de las funcionalidades más interesantes de LinkedIn, seguramente su razón de ser inicial, es que si tienes mucho interés en contactar a alguien, y ese alguien es contacto de un contacto tuyo, puedes pedir a ese nexo de unión que os presente. He usado esta opción varias veces, siempre con éxito, y me han requerido para conectar a otros contactos, y rara vez me he negado. Más bien al contrario, poner en contacto a dos personas a las que aprecias es un gustazo.
Pero si no me conoces de nada, si acepté tu contacto automático pensando que quizás me dirías algo y no me saludaste, si no sé quién eres ni tenemos gran cosa en común, no me pidas que te ponga en contacto con alguien a quien respeto porque me pones en un compromiso… y te llevarás una negativa.
7. Únete a mi grupo, que nada o poco tiene que ver contigo
Parece que ya pasó ese tiempo en el que profesionales y empresas se sentían obligados a crear grupos y a invitarte a participar en ellos por aquello de que a más gente en el grupo de LinkedIn más prestigio para la empresa. Quizás mi poca actividad en estos grupos me libra de este tipo de invitaciones, pero de verdad me parece mal que te inviten a unirte a un grupo que está vacío, que no has solicitado para nada, seguramente desde un contacto que no te conoce como para saber si te interesa de verdad o no… Si de veras crees que tu grupo me interesa, por que me conoces, fantástico. De lo contrario…
8. Spameando en LinkedIn
Aún peor que el grupo anterior, están los que abusan de los mensajes internos en LinkedIn para difundir de forma generalizada un mensaje no solicitado, y peor aún, no personalizado. Tienes un nuevo blog, has publicado otro libro o tu empresa organiza una charla: felicidades. Pero si no estoy en tu mailing, ¿qué te hace pensar que quiero recibir esos mensajes en LinkedIn a no ser que de verdad me conozcas y sepas que me va a interesar?
9. Recomiéndame y te recomiendo
Tan tontorrón como el “sígueme y te sigo” de Twitter, pero aún peor por que, en mi opinión, LinkedIn es un pelín más profesional. Es muy normal que si alguien con toda su buena fe te hace una recomendación, te ciertas en cierto modo impelido a hacer lo mismo y recomendarle a él. Llámale cortesía, netiqueta o buenrollismo 2.0.
Pero si me recomiendas por que sí, luego no esperes obligatoriamente que yo tenga que hacer lo mismo, y por favor, no me lo reclames. Lo más fácil es que borre tu recomendación… y tu recuerdo.
10. ¿Tu eres profe, verdad?
Esta es una anécdota personal y quizás no ocurra a menudo, no lo sé, decídmelo vosotros. Pero quien más quien menos tiene en su perfil varias actividades simultáneas. El ejemplo más común es que trabajes en tu empresa o seas tu empresa, y al mismo tiempo participes en algún curso dando charlas o clases. De ahí a que alguien te presente en un congreso como profesor universitario (cuando tu dedicación principal es otra muy distinta), hay un cibertrecho: fijaos en cuál es el “título” de alguien antes de presentarlo “por que así lo he visto en LinkedIn”. Es como si te presentan como “tuitero” por que te han visto en Twitter, ¿no?
Más y muy buena información sobre como usar LinkedIn en el blog “Historias de Cracks”
Creo que extender mucho más este post no es buena idea ☺ pero seguro que me dejo cosas, ¿a ti que prácticas en LinkedIn te parecen molestas?
Escrito por Víctor Puig el 25/06/12 a las 4:58 pm
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Fuente: Blog de Víctor Puig
Imagen: LinkedIn
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