Revista En Femenino

Diez días como dos meses

Por Y, Además, Mamá @yademasmama

Podríamos haber cruzado una secreta línea del tiempo mientras viajábamos en avión a la playa. Podría haber ocurrido que se congelara el tiempo estos últimos diez días, y no me sorprendería. Para nuestro hijo, estos diez días de vacaciones, dedicados exclusivamente a él, a estar juntos, parecen haber sido dos meses.

En este tiempo, hemos sido más Mapai que nunca. Esa manera que tiene de llamarnos mamá y papá (mamai y papai en su jerga) y que en su máxima expresión y excitación lleva a Mapai, el ente sobrepoderoso, una unión que lo forma todo y que centra el eje de su mundo (al menos de momento). El secreto estaba en que él llevaba entre sus pequeños coches de juguete un pegamento extrafuerte y que actuaba siempre que nos sonreía.

niño mirando al mar

Creía que en este tiempo su lengua se desatascaría y que se arrancaría con alguna palabra más. Pero no le ha hecho falta. Todo lo que quería decir era Mapai, mamai y papai y eso bastaba. En sus momentos de mayor felicidad gritaba nuestros nombres y se señalaba a sí mismo, repitiendo los tres sonidos una y otra vez, en un bucle salpicado de risas

Si uno de nosotros tenía que hacer algo, se quejaba, no podía ser. Pero el pegamento hacía su efecto y terminábamos siempre en su búsqueda, que el triángulo no cojeara. Daba igual que fuéramos a la playa, a la piscina, a tomar algo o que nos quedábamos jugando en la terraza: si estábamos los tres, todo funcionaba.

Lejos de los deberes y las obligaciones, el pequeño ha sido más él que nunca. Sólo quería tiempo en exclusiva, aún sin nada planeado o divertido que hacer; tiempo de tres. Un mensaje mudo que no se podía decir más alto y claro. Un recordatorio de qué es lo verdaderamente importante.

¡Feliz verano en familia!


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