Hoy en día está bastante extendido el uso de tarjetas, utilizándose para realizar pagos, sacar dinero de los cajeros, realizar compras por internet, reservar habitaciones de hotel, etc. El uso de tarjetas de crédito y de débito puede resultarnos muy práctico, aunque es importante conocer las diferencias entre ellas para saber en qué casos utilizar unas u otras.
La principal diferencia entre las tarjetas de débito y de crédito, y que todos conocemos, es que las primeras siempre están asociadas al saldo que tengamos en nuestra cuenta corriente, mientras que las de crédito nos permiten operar con dinero prestado. Es decir, cuando sacamos dinero de un cajero con una tarjeta de débito o realizamos algún pago con ella, el importe de la operación es descontado automáticamente del saldo de nuestra cuenta. Si no tenemos saldo suficiente para realizar la operación, ésta nos será denegada. En cambio, cuando utilizamos la tarjeta de crédito, el banco nos está prestando el dinero, el cual tendremos que devolver al mes siguiente o en varios plazos pagando un interés por el mismo (bastante elevado, por cierto). En este caso, el banco nos adelanta el dinero independientemente del saldo que tengamos en nuestra cuenta.
Otra diferencia entre ambos tipos de tarjeta reside en las comisiones que pagamos por cada una de ellas. Dependiendo de cada banco, suelen cobrarnos una comisión anual por cada tipo de tarjeta, siendo normalmente la comisión de las tarjetas de débito más barata que en el caso de las de crédito. Estas comisiones es posible negociarlas en muchos casos, y algunos bancos incluso no cobran nada por ellas. Este dato de las comisiones es interesante a la hora de elegir el banco donde queremos contratar nuestra cuenta corriente y nuestras tarjetas.
También existen diferencias cuando queremos sacar dinero en los cajeros. Si utilizamos la tarjeta de débito en un cajero de la propia entidad financiera normalmente no tendremos que pagar ningún tipo de comisión. En cambio, si sacamos dinero con la tarjeta de crédito, nos cobrarán intereses cuando paguemos el saldo de la tarjeta. Estos dependen de cada tipo de tarjeta y de cada banco, pero suelen ser bastante elevados (alrededor de un 20 % anual). Por tanto, jamás debemos utilizar la tarjeta de crédito para sacar dinero de un cajero, a no ser que sea una fuerza de causa mayor y no tengamos saldo en la cuenta.
A la hora de realizar compras, existen tarjetas de crédito que nos ofrecen descuentos en algunos establecimientos. Esto puede resultarnos interesante. Las tarjetas de débito, en cambio, no suelen tener asociado ningún tipo de descuento.
Aparte de las diferencias que acabamos de ver entre las tarjetas de crédito y las de débito, existe otra muy importante en relación a las consecuencias que nos puede acarrear un uso incorrecto de las mismas. Si utilizamos la tarjeta de débito de forma irresponsable podemos quedarnos sin dinero en nuestra cuenta, pero no podemos gastarnos más de lo que tenemos. Sin embargo, una mala utilización de las tarjetas de crédito puede conducirnos a problemas mucho más serios. No obstante, debido a la importancia de este asunto, creo que merece ser desarrollado en un artículo aparte.