Ahora estoy mucho mejor de todo. Si que noto que estoy incómoda porque mi barriga tiene un tamaño descomunal, y eso me entorpece a la hora de dormir y de andar. Igual que me cuesta a veces respirar, la barriga me presiona la zona de los pulmones.
Otras cosas que sí que comparto con respecto al embarazo de Lola, es mi torpeza mental, mis despistes y mis olvidos. Pero mejor tomárselo a broma y cruzando los dedos para que los despistes no sean muy graves.
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Por otro lado tengo muchos miedos, que en el otro embarazo no sufrí. Os cuento:
- Miedo al parto, esto no me pasó en el anterior embarazo, iba con mucha información recopilada de mi preparación al parto. Y ahora aunque voy a otra preparación al parto creo que sé demasiadas cosas, demasiados casos de otras mujeres que han tenido problemas en el parto.
- Hace unas semanas el bebé no estaba colocado, y me agobia el hecho de que sea una cesárea, de que no haya una lactancia de éxito y que mi recuperación sea difícil. Veremos a ver si en la siguiente ecografía se ha girado.
- Como en el embarazo de Lola, caí en una profunda depresión, no quiero que estoy vuelva a pasar. Fueron muchos de meses de estar hundida en un agujero del que no podía salir. La tristeza era el común denominador de mis días y mis noches, que afectó a toda la familia. a Lola y a mi marido. Así que esto no quiero que pase. Sé que lo haremos mejor que cuando nació Lola, pero a veces hay cosas que no se pueden controlar.
- Miedo a ponerme de parto YA. Y es que me da por pensar que me voy a poner de parto enseguida. Tuve un susto porque pensaba que había roto la bolsa parcialmente hace unas semanas y fui a urgencias para asegurarme. Finalmente fue una falsa alarma. Por otra parte además estoy expulsando el tapón mucoso y parece que en el segundo embarazo es normal hacerlo tan pronto. Pero aún así me da por pensar que es demasiado pronto.
- No tener nada preparado. Con esto de que el día 23 de enero es el último día que trabajo, lo he pospuesto todo y no tengo nada preparado.
- Me da penita por Lola, que ya no va a ser la única en casa, habrá un bebé y tendré muchas veces que decirle a Lola que tengo que posponer sus juegos con ella por atender al bebé. Y ahora embarazada la noto que está rara, tenemos ultimamente una relación difícil. Nuestro estado ánimo, tanto el de ella como el mío es demasiado cambiante, pasamos del amor a la rabia en poco tiempo. Y me siento fatal después de esa rabia que a veces la expreso con mis gestos o con mis gritos. A veces consigo frenarlos pero otras veces que tengo que separarme para no hacerla daño. ¡Qué difícil!
- Mi peso, es una tortura. Cada vez que voy a la matrona está con el peso y que no debo subir mucho de peso. Lo sé, soy consciente. Tengo mucha ansiedad que no consigo gestionar. Así que he dejado de pesarme en casa. No quiero torturarme. Después del embarazo de Lola que cogí 18 kilazos, pues este quizás no sea tanto pero más de lo que supuestamente debería. Y me hace sentir fatal, culpable.