Esta peana lleva con una de nosotras veinte años. Y los dos últimos un poco abandonada, cansadas de su color.
El cambio pasaba por la pintura, eso lo teníamos claro, pero no le encontrábamos aliciente alguno al simple hecho de pintarla. Hasta que, de repente, un día, se encendió la chispa de la inspiración.
Y la chispa vino de la mano del estarcido. Seleccionamos la plantilla que mejor se ajustaba a nuestra idea, e hicimos las muestras de colores pertinentes... Eso sí, comentar que barnizamos previamente la peana, tal y como hemos aprendido de nuestras sabias amigas blogueras, ya que facilita el que podamos borrar si el resultado no es el esperado.
Y es que esto del estarcido tiene su miga; nos entran unos sudores curiosos mientras vamos dando la pintura,... Además, hasta el final no sabes muy bien si ha quedado bonito, o el resultado es un buen "churreteo" de colores, todos mezclados, que no hay por donde coger...,
..., pero lo cierto es que nos gustó a la primera, y no tuvimos necesidad de rectificar ni borrar.
Mirad como las flores se extienden tímidamente por un lateral...
Solo le dimos por una de las cuatro caras, probamos en el lateral opuesto y, a nosotras particularmente, nos pareció demasiada floritura.
¿Qué os parece a vosotros?
Las flores consiguen que la peana quede diferente, y tenga algo más que decir...,
..., de ahí el eslogan que reza; "Dígaselo con flores", y qué mejor que recordarlo hoy, Día de San Valentín...
¡FELIZ FIN DE SEMANA!