He leído un poco de todo desde que tengo uso de razón, pero todavía no he llegado a dar con “El libro”. Y en este caso no me refiero a dar con el mejor libro de la historia, el libro de mi vida o la obra maestra definitiva, no: con esto me refiero a que no he encontrado todavía un libro que me haga morir de miedo.
Con mis lecturas he llorado (no me cuesta nada emocionarme), he reído (que un libro me haga reír es un poco más difícil, pero los hay que han logrado arrancarme carcajadas), he amado, he deseado, he odiado, me ha dado la vena celosa, he notado la brisa en mi rostro, he estado en una cantidad infinita de lugares y he podido oler todos los aromas,… pero todavía no he llegado a experimentar miedo con la lectura de ningún libro, por muy de la temática que haya sido.
Ese sudor frío que te entra cuando se hace el silencio y sabes que te vas a llevar el susto de tu vida en la sala del cine, esa angustia y las ganas de correr cuando te toca atravesar el callejón oscuro del barrio, ese breve instante de pánico ante lo desconocido, o el mal rollo que te da cuando encuentras una imagen terrorífica en google… ¿Por qué es tan difícil recrear el miedo, entonces, al leer una novela de terror? ¿Quizá porque nuestra mente se basa en experiencias vividas a la hora de imaginar las sensaciones que tienen los personajes? No hablo del entorno “físico”, porque eso depende de lo que cada uno esté interpretando y de cómo describa el autor, si no de los sentimientos: el amor, el miedo, la pasión o el pánico, por poner ejemplos.
¿Nos es más fácil empatizar con los personajes cuando se sienten amados, o deseados, porque es uno de los sentimientos más habituales? Yo he llegado a sentir las mariposas en el estómago en una escena romántica.
¿Quizá el miedo es algo que sí sentimos pero, y por suerte, tampoco estamos tan habituados a él y por ello a nuestra mente le cuesta más recrearlo?
Yo puedo decir que he llegado a sentir repugnancia o aversión hacia una escena que se esté relatando en la que un asesino, por poner un ejemplo, se esté ensañando con la víctima (así a bote pronto, y si no recuerdo mal, me llega a la memoria una escena de La torre prohibida en la que morí de asco); pero no he llegado a sentir el miedo que tenía esa víctima mientras intentaba huir, y podríamos decir que volvemos a lo mismo de antes: lo que da “manía” es recrear el momento físico (imaginar la sangre y demás), pero el miedo que siente la prota queda un tanto disipado.
Ni Poe, ni Stephen King (autor que, es más, me aburre que es demasiado), ni Lovecraft, ni nada…
Mi dilema universal está aquí: ¿encontraré algún día ese libro? ¿Seré yo la rara: habéis leído algún libro con el que os hayáis cagado de miedo (hablando mal)? ¡Quiero títulos! ¿Os habíais planteado alguna vez este dilema?
Yo seguiré probando; de mientras podré decir que una lectura no me ha quitado el sueño por terrorífica.
Nia