12 may. 2015
Aunque el dicho (modificación personal de otro bien conocido por todos) que sirve de título al post no estoy del todo convencido de que sea cierto al 100% como premisa universal, sí que lo es en el caso (la casa) que nos ocupa, y es que basta ver la fotografía de sus propietarios (la que encabeza el post) para darse cuenta de ello.
El artista australiano Daimon Downey y su esposa nos reciben en su casa de Sydney ataviados con unas ropas que reviven los colores presentes en ella. Y es que Daimon, después de una carrera exitosa en el mundo de la música, decidió dedicarse a su verdadera pasión, la pintura, estableciendo en la vivienda su atelier.
Una vivienda llena de colores vivos, como los que pueblan las obras de Daimon (y también sus ropas), cuya decoración es un compendio de diferentes estilos, con predominio de las piezas de sabor retro. En cualquier caso, un buen ejemplo de eclecticismo decorativo, con buenas dosis de color.
Y vosotros, ¿os sentís definidos por el dicho del título?
Procedencia de las imágenes: Milk Decoration