Revista Cultura y Ocio

Dinner At Eight – Rufus Wainwright

Publicado el 25 agosto 2022 por Srhelvetica

ASTILLA

Ponte en mi lugar, papá:
La copa vista del árbol
desde la rama partida,
la astilla al pie de la talla,
el verso suelto.

Imagínate de un modo
imperfecto y subjuntivo
tras el modelo pretérito
perfectamente compuesto
de tu recto indicativo
.

Figúrate cómo asombra
la cumbre de tus setenta
veces siete, ochomil
desde estos apenas ocho
lustros de no entender nada.

* * *

Cuando mi padre cumplió 70 años, mis hermanos y yo nos propusimos regalarle una pequeña colección de creaciones propias a modo de felicitación, previstas para ser recogidas en algo parecido a un librito. Siendo como somos hijos de un poeta reconocido, la cosa tenía tanto de ingenuo como de cariñoso, y la única regla que nos pusimos fue que podría tratarse de cualquier cosa, de extensión y formato indeterminado: libertad total. En mi caso, me propuse el reto de escribir un poema para él, algo que sólo puede ser considerado de complicado, imprudente y desafiante, todos ellos adjetivos muy precisos y por tanto muy válidos para definir la clase de relación que mi padre y yo mantuvimos durante los años de nuestra convivencia en la vivienda familiar, antes de mi partida a Pamplona. No es un buen poema desde el punto de vista lírico, y sin embargo al terminarlo me sentí muy satisfecho: en su torpeza métrica y su flagrante desconocimiento de las normas más elementales de la composición poética, en mis versos (torcidos) creí haber capturado un destello, breve pero luminoso, de nuestra siempre delicada relación paternofilial. Al menos desde mi lado, tuve la sensación de que en esas palabras conseguí capturar un sentimiento hondo y cierto, algo que en ningún modo me convertiría en poeta, pero que a mis manos presentaba el tacto consistente de las cosas ciertas.

* * *

El músico Rufus Wainwright escribió esta hermosa pero durísima canción para su padre, el también músico Loudon Wainwright III, un tema finalmente recogido en su exitoso «Want One» de 2003. Esto es lo que comentaba el canadiense al respecto de la génesis de la composición, en una entrevista concedida tiempo después a The Guardian:

«(Mi padre y yo) Acabábamos de hacer una sesión para Rolling Stone juntos, y le dije que debía de estar muy contento de que le hubiera traído de vuelta a la revista, después de todos estos años. Eso comentario hizo que las cosas se complicaran, y esa misma noche terminó amenazándome con matarme. Así que me fui a casa y escribí «Dinner at Eight» como una vengativa respuesta a su amenaza’.

* * *

No matter how strong
I’m gonna take you down
With one little stone
I’m gonna break you down
And see what you’re worth
What you’re really worth to me

Dinner at eight was okay
Before the toast full of gleams
It was great until those old magazines
Got us started up again
Actually it was probably me again

Why is it so
That I’ve always been the one who must go
That I’ve always been the one told to flee
When it fact you were the one long ago
Actually in the drifting white snow
You left me

So put up your fists and I’ll put up mine
No running away from the scene of the crime
God’s chosen a place
Somewhere near the end of the world
Somewhere near the end of our lives

But ‘til then no, Daddy, don’t be surprised
If I wanna see the tears in your eyes
Then I know it had to be long ago
Actually in the drifting white snow
You loved me

No matter how strong
I’m gonna take you down
With one little stone
I’m gonna break you down
And see what you’re worth
What you’re really worth to me

Publicado en: Greatest HitsEtiquetado: 2003, Dreamworks, Pop de cámara, Rufus Wainwright, Want OneEnlace permanente1 comentario

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