Revista Insólito

Dios no es una creencia, es una experiencia

Publicado el 25 agosto 2016 por Danila Hernandorena @universointerio

Si vas a creer en Dios, experiméntalo. Dios no es una creencia, es una experiencia. No creas nada que no pueda ser vivido.

Dios está vivo todo el tiempo, creer en algo es adoptar las ideas de otros, sentir es algo muy distinto. Sentir está basado en la experiencia, en la vivencia. Las creencias son prestadas, heredadas, las creencias nos fueron impuestas por la sociedad, nos dijeron qué libro leer y cómo debíamos pensar.

Las creencias son una manera muy sutil de privar y quitar la libertad, las creencias encadenan, mientras que las experiencias liberan y abren nuevas puertas. Hay muchas maneras de privar la libertad, no solo maniatando un cuerpo se priva de libertad; cuando llenamos de creencias a un niño lo estamos privando de la posibilidad de elegir en que creer. ¿Y si quería creer en otra cosa o en nada?, aniquilamos su proceso y su búsqueda. Dejar a un niño libre de creencias es una manera de respetar su inteligencia intrínseca y su intución natural.

El niño viene con una pizarra en blanco, maravillado de poder escribir su historia, su propia historia. Luego venimos nosotros, que como robots automatizados depositamos nuestras creencias heredadas, obligamos y forzamos a ese niño (consciente o inconscientemente) a creer. Repetimos lo mismo que hicieron con nosotros. Hay que cortar con eso, las creencias hicieron mucho daño.

La creencia está muerta, no tiene vida, en cambio la experiencia siempre está viva. La vida es experiencia, no creencia. No creas, vive, saborea. La creencia es una hoja muerta, la experiencia es la energía que le da vida a las cosas. Las creencias vienen de afuera, las experiencias vienen de nuestro ser interior.

No creas en Dios, experiméntalo. No creas en nada que no pueda ser vivido y experimentado. Eso es alcanzar la libertad interior.

¡Bendiciones infinitas desde el alma!

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