No es nada nuevo. A pesar de que hay quien sigue diciendo que los productos ecológicos son mejores nutricionalmente, los estudios exhaustivos muestran propiedades muy similares. Pero cuando nos vamos a temas de seguridad alimentaria el fracaso ecológico es estrepitoso. Todavía hay quien sigue negando la evidencia de que la mal llamada crisis del pepino fue debida a brotes orgánicos de fenogreco, a pesar de las alertas de la AESAN y los artículos científicos en este sentido.
Dos verdades incómodas para los entusiastas de la agroecología.
Lo de las dioxinas en los productos ecológicos tampoco nos pilla de nuevas. Ya hubo una crisis importante en Alemania el año pasado que obligó a la retirada de más de 200.000 huevos ecológicos. Y en España no pasa porque no se hacen los análisis como se debería, o no me digáis que no es mucha casualidad que un programa de televisión haga un análisis al azar y le toque el "premio".Lo de las dioxinas ecológicas es cualquier cosa menos nuevo.
No hay que olvidar que las crisis puntuales pueden pasar en cualquier aspecto de la vida, pero el problema no es ese. Lo que lo convierte en peligroso es el continuo goteo de casos que alertan de la falta de seguridad de la producción ecológica. Solo hay que ver el informe anual de la Agencia de Seguridad Alimentaria. Entreteneos en ver el número de alertas convencionales y el número de alertas en productos ecológicos. Luego lo dividís entre los Kg de producción de una y de otra. A esto se une la dejadez administrativa de no hacer las inspecciones que le corresponden. Si a este cóctel le añadimos la campaña mediática encaminada a hacernos creer que comer ecológico es sinónimo de comer sano y seguro, tenemos todos los ingredientes para que las crisis graves no sean una cosa accidental que ocurre cada mucho tiempo, sino que se pueden repetir con cierta frecuencia, como de hecho pasa. Ya sabéis amigos agroecoentusiastas, seguid jugando a la lechuga rusa. Compartir