Revista Música

“Discos conceptuales: historias de la calle”

Por L

The Velvet underground - The velvet underground & nico

Cavilaciones como ecos esqueléticos de una ciudad bañada en lo que algunos nombran como pecado, para otros cuantos, talvez solo sea el color en el que decidimos regar, las actitudes intrínsecas de una sociedad que abrumadoramente tiende a alienarse y buscar dentro de sus propias posibilidade“Discos conceptuales: historias de la calle”s, vías de escape. La bruma enceguecedora de una ciudad que guarda mil secretos en sus calles, que traga las vidas de sus gentes y las colecciona como voces que cuentan algo, generalmente historias dolorosas del mundo cotidiano que se vela tras fachadas bonitas; los pasajes menos expuestos de lamentos invisibles, y asi entre sus secretos se esconden agrupaciones dispuestas a contar esos relatos, y enunciándolos como hacían los antiguos trovadores, mas esta vez, narran que sucede en el bajo mundo, bajo el cielo nihilista de la noche, armar parajes sonicos que originen el mirar en primera persona una tropa de prostitutas, de su relación con el cafiche de turno, los adictos a drogas duras deambulando por la noche intentando alcanzar a su fiel proveedor, uno que otro travesti por ahí. Y asi un sinnúmero de imágenes mentales que retratan travesías por lo mas burdo de la noche, todo en plan oscurantista.
Mas que una banda de rock, propiamente tal o inspiradores del punk, como se han atribuido a muchos otros. La velvet en este caso, era mas bien un colectivo artístico, donde se subdesarrollaban cientos de vertientes experimentales y aveces tendencias difíciles de comprender, donde a la par de una estética visual atractiva, se contraponían líricas duras, yuxtapuestas a la mayor cantidad de ruido que fuese posible imprimir al conjunto. Digámoslo asi, como la gran mayoría de seres que se jactan de ser artistas, los pilares de esta banda no podían evitar las excentricidades, si resumiéndolo tenemos a Warhol en sus filas, ese personaje que con un aura extraña cubría de nylon al mundo con su pop-art. Lou reed, quien con la poesía mas dura y desnuda de eufemismos, entrelazaba las dolencias de su mundo, hilándolo con una voz no demasiado superior a la media y una guitarra monocorde, que bien podía recitar mantras con un hipnotismo intenso. John Cale, agrega la esquizofrenia de su Viola, ahondando lo mas posible en el desgarro sonoro, que muchas veces deberían haber frenado un poco…y por ultimo la otra pieza que compone este primer intento es Nico, una modelo germana, de fría postura, quien compartía las voces, dando gélides a las canciones que de por si, ya se sentían indoloras. En fin, es impensable que tamaño experimento, pudiese haber conjugado tan bien sus habilidades dando a luz un disco muy sólido, por donde se le mire, salvo por cuando se descarrilan un poco con el ruido “artístico”, dando como resultado híbridos amorfos, que difícilmente ayudan al conjunto. Mas cuando se alinean bien, la narrativa tiene un peso lleno de argumentos que desarrollar, de sonoridades extravagantes que van solidificando una propuesta muy dura, pero que se ve matizada por estos efectos, dicese de campanillas armónicas por aquí o allá, o cualquier otro color que metieron, entre tanta sombra y relato tortuoso. Se sabe de antemano que no se esta ante una tropa de virtuosos propiamente tal, solo quizás un proyecto de culto, que intenta darle un giro a lo que se gestaba por esos años, eran los sesentas, y entre tanta revolución sonora, con el mínimo de talento concibieron una piedra angular del rock, quizás en un inicio paso escondida a los ojos de los críticos y publico melómano, mas con los años gano mucho, e incluso me atrevería a decir que diez años mas tarde de su concepción, era una obra mucho mas agresiva y madura. Demasiado adelantada a su tiempo, tal vez. Mas la justicia tarda pero llega, y el reconocimiento ganado por este disco esta mas que bien sustentado, corridos ya sus buenos años desde que fue creado.
Se siente una atmósfera adormecedoramente tierna, con campanillas, y mucha armonía rondando por todos lados, es Sunday morning, quizás un apertura diáfana a todo el portento espeso que vendrá luego, y es un buen track, ocupando muchos de los recursos propios de velvet, mas dirigiéndolo en otra línea, una mas usual y estándar. Tristona y de albor, conjuga dulcemente bien, cada trazo impostado. I’m waiting for the man, acelera el ritmo parcial del album, ubicando como eje del tema un riff pegajoso, durante toda su duración. Especialmente tiene una ambientación bien cargada y aglomerada, no obstante su esencia es mas bien adictiva, al igual que su temática, narrándonos la espera de un dealer, por su proveedor quien vendrá vestido de negro a suministrarle la droga esperada, heroína para estos efectos, que marihuana, derechito a lo mas fuerte. Femme fatale, le cede los vocales a Nico quien con su característica entonación le dará una textura plana a la canción que en si tiene unos fondos my agradables, como caer en un ensueño algo intranquilo. La letra nuevamente arremete con unos significados entrelineas, que hace poco me entere por donde iban. Pues que nuestra protagonista, es un travesti, cosa de profundizar en las letras cuando dice… “Es verdad, no es difícil darse cuenta .Sólo mírale a esos ojos de color falso…Las cosas que hace para agradar, es sólo una provocativa .Mira cómo anda, oye cómo habla…es de la calle .Antes de empezar ya has perdido .Te va a tratar como a un tonto. Sí, es verdad”

Venus in furs, se va por el masoquismo en una conjunción de violas muy perversas, sumada a la voz doliente y recitante Reed, un gran gran tema, que se torna letárgico nada mas dejarle andar, un pandero que va golpeteando , para aminorar la tensión, cierra un circulo perfecto. Las letras una vez mas tienen un papel memorable y bien demostrativo, Lou sabia perfectamente que palabras agregar para armar un paraje enfermizo… “Pecados aterciopelados sacados de fantasías callejeras. Compra los disfraces que ella llevará… Estoy cansado, estoy aburrido. Podría dormir mil años seguidos, mil sueños que me despertarán. Colores distintos hechos de lágrimas”
Run run run, genera cierto sentimiento de deja vu, al tener una esencia muy similar a la composición de the who (que por cierto lleva el mismo nombre) en el disco A quick one, mas eso es solo una asociación, ya que divergen en la temática, es solo ese dejo atmosférico el que las coliga. Con esa particular corriente metálica y zumbidos persistentes. All tomorrow’s parties, se deja sentir mas ornamentada, mas sobriamente aplicada, sin que ello signifique una ampliamiento en la amalgama de fluctuaciones de los velvet. Es que cuando Nico se tomaba el control de las vocales, le daba un espíritu, muy similar al nihilismo habitual de Lou Reed, mas en ella ese nihilismo, parecía más que nada una automatización exponenciada. Cual androide cantando con amoralidad inexpugnable. Heroin, es toda una supernova oscura, con sus cambios de ritmo, los teclados, la guitarra en huesos, asimila una dependencia de tal manera que se hela la sangre, con la interpretación del tema, subidas y bajadas constantes, engendran en el escucha esa sinestesia de angustia combinada con adicción, y para que decir del animo aguijoneado por cientos de inyecciones heridas. El ruido omnipresente como siempre, ahonda mas en esa sensación de esquizofrenia que siempre beneficia la composición de temas de esta índole. There she goes again, dosifica el cargado ambiente con una entrega mas liviana, como ventilar cada recoveco y dejar fluir, siguiendo I’ll be your mirror, donde otra vez la fémina modelo, da otra ambientación al todo, sonando mas siniestra que fría, mas meditabunda, y si le agregamos ese titulo vinculado con espejos, pues tenemos un sobrecogedor torbellino de turbación, aunque claramente la temática se dirija mas por una canción de amor convencional, no dejo de desviarme por ese lado.
The black angel’s death song y European son, cierran el disco de una manera mas que peculiar y con ello no me refiero a que sea bueno, los sonidos parecen mas desatados y azarosos como concebidos por la premisa mas absoluta de caos, y no por ello funcional.
La primera se desdibuja con la viola mas acida posiblemente, algo sangrante a ratos, mas ese sonido de alguien fumando compulsivamente algún cigarro feliz, no la ayudan en lo absoluta, tal vez haya algún concepto intrínseco velado para mi, pero yo no lo encuentro. Y bueno la segunda, con botellas quebrándose, y esa trémula guitarra que parece vomitar con displicencia lo peor de si, en un sinnúmero de sonidos sin dirección. ¿Como decirlo? parece demasiado poco formulada, para que no haya sido planeado. De todos modos no logran empañar el resultado final, si se toman claro como piezas indescifrables, al menos por ahora.
En definitiva, The velvet underground & Nico, conjuga todas las historias de la calle, y el mundo marginal, con unas dosis entrañables de humanidad y opacidad. La perspectiva más degradante, al mismo tiempo honesta. No se encontraran riffs, heroicos, no abra solos endiosados, ni voces celestiales, mas toda esa carencia de recursos engrandece aun mas, la simplicidad hipnótica de las canciones, el abandono de lo churrigueresco en pos del arte...Desde su portada, pasando por su alineación, hasta el ultimo segundo de I’ll be your mirror, esto es…Arte y del bueno.
• Tracklist

• Sunday morning
• I’m waiting for the man
• Femme Fatale
• Venus in furs
• Run run run
• All tomorrow’s parties
• Heroin
• There she goes again
• I’ll be your mirror
• The black angel’s death song
• European Son

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