Señora Presidenta, Excelencias, distinguidas delegadas y distinguidos delegados, Colegas, amigas y amigos, señoras y señores:
Me complace saludarles en el cierre de este histórico 57º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
Estas últimas dos semanas han sido muy intensas. Hemos presenciado uno de los niveles más altos de participación de Estados Miembros, organizaciones intergubernamentales, la sociedad civil, y colegas de las Naciones Unidas.
Debo empezar expresando mi más profundo reconocimiento a todas y todos ustedes. En especial, me gustaría dar las gracias a la Presidenta de la Comisión, la embajadora Marjon Kamara de Liberia, por su liderazgo firme y constante, y a la Vicepresidenta, la Sra. Ana Marie Hernando de Filipinas, que ha facilitado las negociaciones de manera tan eficiente, y a la Mesa.
También expreso mi gratitud a las delegadas y los delegados por la decisión y el empeño que han demostrado en su trabajo. Espero que ahora puedan dormir y comer algo. Doy las gracias a mi personal, el personal de ONU Mujeres, por su enorme esfuerzo y los buenos resultados obtenidos. ¡Estoy segura de que coincidirán conmigo en que es un equipo fantástico! Finalmente, también doy las gracias a las y los periodistas por su amplia cobertura mundial de este periodo de sesiones en los medios de comunicación. La Comisión se ha hecho un lugar en los titulares y espero que esta cobertura, y la que se seguirá realizando, mejore el respeto de los derechos de las mujeres de todo el mundo. Muchas gracias a todas y todos.
Es un tributo a esta Comisión que, desde su primer periodo de sesiones hace 66 años y guiada por un modelo de inclusión, viene acogiendo a representantes de la sociedad civil. Mi más sincero reconocimiento a los miles de representantes, mujeres y hombres, de la sociedad civil que nos han acompañado y han alzado sus voces.
El interés y el éxito de convocatoria de este 57º periodo de sesiones de la Comisión refleja la importancia que otorgan todos los países a la urgencia de poner fin a la violencia contra mujeres y niñas. El mundo nos ha estado observando. Hace dos semanas, llegamos aquí con la oportunidad, y la obligación, de hacer todo lo posible para proteger los derechos de las mujeres y las niñas, el derecho de vivir con dignidad, sin violencia ni discriminación. Se esperaba acción, no podíamos permitirnos decepcionar a las mujeres del mundo. Y no las hemos decepcionado. Sí, ¡lo hemos conseguido!
Hace 66 años, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer se reunió por primera vez con la presencia de 15 Estados Miembros. Desde entonces, hemos visto avances esenciales a la hora de asegurar que las mujeres disfruten de los mismos derechos humanos que los hombres. En esta ocasión, 131 Estados Miembros han participado en el 57º periodo de sesiones de esta Comisión.
Desde su creación, la Comisión ha progresado bajo el principio articulado en la Carta de las Naciones Unidas: el principio de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
Hoy, 66 años más tarde, el mundo es muy diferente de lo que era entonces. Existe un verdadero movimiento mundial a favor del empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. Contamos con tratados de derechos humanos como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, acuerdos mundiales desde El Cairo a Beijing, y resoluciones del Consejo de Seguridad que sirven de impulso a esta agenda. Este es nuestro punto de partida para el progreso. Cada vez son más los llamados a favor de la inclusión, la equidad y la plena igualdad de derechos, oportunidades y participación de las mujeres.
Los datos nos demuestran de manera concluyente que el progreso hacia una paz duradera y un desarrollo sostenible depende del progreso, ese progreso anhelado desde hace tanto, de las mujeres y las niñas del mundo. Estamos hablando de la mitad de la población. Si realmente queremos alcanzar la paz, la igualdad y el desarrollo, debemos lograr el progreso real de las mujeres y niñas, asegurando que participan en este proceso.
Sin embargo, al día de hoy, de igual manera que hace 66 años, seguimos luchando para hacer realidad la promesa formulada por las personas que fundaron las Naciones Unidas, la promesa de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
Hace dos semanas, cuando nos reunimos en este histórico 57º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, nos precedían casos de violencia muy significativos que dieron pie a la indignación mundial y crecientes reivindicaciones de justicia. Durante las últimas dos semanas, mientras debatíamos, innumerables mujeres y niñas de todo el mundo han sufrido actos de violencia y la violación de sus derechos humanos.
Todas y todos acudimos aquí sabiendo que hace 10 años, cuando la Comisión asumió el tema de la violencia contra las mujeres y los derechos humanos, no se logró alcanzar ningún acuerdo. El año pasado, con las mujeres rurales como centro de atención, los miembros tampoco fueron capaces de lograr el consenso.
Sabemos que la violencia contra las mujeres es un hecho muy generalizado. La violencia no entiende de fronteras. La violencia no discrimina según nacionalidad, etnia, clase social, cultura ni religión. Y tiene un impacto muy negativo sobre las personas, las familias y las sociedades.
Acudimos a este 57º periodo de sesiones con una segunda oportunidad, conscientes de que el mundo nos estaba observando y que en esta ocasión, este año, no podíamos fallar a las mujeres y las niñas del mundo.
Acudimos con la determinación de seguir avanzando, la determinación de establecer estándares mundiales a favor de la acción, para prevenir y poner fin a una de las peores violaciones de los derechos humanos que existen actualmente, la violencia ejercida contra mujeres y niñas.
Durante las últimas dos semanas, los debates se han centrado en asuntos urgentes para los pueblos de todo el mundo: eliminar todas las formas de violencia contra mujeres y niñas, terminar con la impunidad de los agresores, implicar plenamente a los hombres y los niños, y promover el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género para prevenir y poner fin a estas violaciones de los derechos humanos.
Este periodo de sesiones se ha destacado por su intensidad, relevancia y trascendencia, como hemos podido presenciar en las deliberaciones; los 128 eventos paralelos oficiales; y numerosos eventos paralelos organizados por organizaciones no gubernamentales. Se ha abordado temas importantes y oportunos como poner fin al matrimonio forzado, precoz e infantil, proteger los derechos de las personas con discapacidades, y garantizar la justicia y servicios críticos a las sobrevivientes de la violencia.
Ha habido debates sobre poner fin a la violencia sexual en los conflictos, la lucha contra la trata de personas, la protección de los derechos sexuales y reproductivos, y también sobre el papel de la cultura, la religión y la familia.
Muchas negociaciones han tenido lugar hasta última hora, de manera intensa, estudiando cada palabra y cada párrafo, debatiendo largo y tendido, con el objetivo de alcanzar un acuerdo firme. Como ya he dicho en otras ocasiones, nos encontramos en un momento clave de la historia.
Amigas, amigos:
Hemos escuchado el clamor expresado por innumerables personas. Los 45 Estados Miembros de esta Comisión han llegado a un acuerdo para prevenir y poner fin a la violencia contra mujeres y niñas. Gracias por su decisión, por su enorme esfuerzo al servicio de las mujeres y las niñas y su futuro. Han sido capaces de dejar a un lado las diferencias. Han sido capaces de honrar el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas.
Los valores humanos comunes nos han unido en lugar de dividirnos. Estos valores humanos reflejan la convicción compartida de que poner fin a la violencia contra mujeres y niñas es una obligación, que es posible, y que está por encima de cualquier duda, dificultad, o intransigencia.
Este acuerdo es un paso más hacia el respeto de los derechos y la dignidad de mujeres y niñas.
Pero nuestro trabajo no termina aquí. Queda mucho por hacer. Ha llegado el momento de que las palabras se acompañen con hechos, con acciones. Ha llegado el momento de la implementación y la rendición de cuentas. Debemos seguir avanzando con valentía, convicción y compromiso.
Durante este 57º periodo de sesiones, además de las conclusiones convenidas, las delegadas y los delegados han aprobado resoluciones sobre la futura organización y los métodos de trabajo de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, y sobre la situación de las mujeres palestinas y la asistencia que se les debe prestar. ONU Mujeres espera seguir colaborando con los países y los socios para lograr medios y maneras de mejorar el trabajo de la Comisión. Asimismo, respaldaremos plenamente el proceso preparatorio y la Comisión de 2015 en su 59º periodo de sesiones, momento en el que se examinará la implementación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing.
ONU Mujeres presta todo su apoyo a las preparaciones para el tema prioritario del próximo año sobre el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para mujeres y niñas, y seguiremos trabajando con todo nuestro empeño en el tema emergente de este año, de manera que los asuntos fundamentales sobre la igualdad de género, como el de poner fin a la violencia contra las mujeres, sean prioritarios en el marco de desarrollo posterior a 2015.
Ahora, en la clausura de este periodo de sesiones, esperamos ver la implementación y la rendición de cuentas a favor de la acción, para prevenir y poner fin a la violencia contra mujeres y niñas. Aplaudo a los 53 Gobiernos de la Unión Europea por unirse a la iniciativa NOS COMPROMETEMOS y anunciar medidas para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres.
Lo he dicho antes y lo repito ahora: no puede haber paz ni progreso mientras exista discriminación y violencia contra las mujeres.
No hay vuelta atrás. Seguiremos avanzando al ritmo de las transformaciones sociales en las actitudes, las creencias y los valores, y en las esperanzas y aspiraciones de las personas. Su esperanza, nuestra esperanza, es conseguir que la igualdad de género sea una realidad en este siglo XXI en el que vivimos.
Muchas gracias.
Permítanme a continuación comunicarles una nota personal. Este será mi último periodo de sesiones de la Comisión. Por motivos personales, regresaré a mi país. Tengan la certeza de que continuaré trabajando a favor del empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género.
Ha sido un honor y un privilegio formar parte de este momento histórico con todas y todos ustedes. La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer se creó con un gran objetivo: ser el principal foro mundial para impulsar los derechos humanos de las mujeres.
A ustedes les corresponde el privilegio, pero también la responsabilidad, de unir sus esfuerzos para que el mundo sea un lugar mejor en el que vivir. Les animo a no desfallecer nunca en este propósito. Millones y millones de mujeres y niñas han depositado su esperanza y confianza en ustedes.
Como dice nuestra canción, somos Una sola mujer, y nos espera un futuro radiante.
Muchas gracias.
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