En mi post " Los Guantes de Pipo", os dejé un cuento propio, el cual yo misma había usado en el colegio como herramienta para dar una enseñanza, y que resultó bastante útil y satisfactorio.
Y pensaréis,"pero ésto de los cuentos, solo lo puedo usar cuando los niños son muy pequeños".
No es así del todo, en realidad hay cuentos adaptados a casi todas las edades, y con variedad de enseñanzas.
Quizás cambien el formato, ya que en los más pequeños son mucho más visuales, con ilustraciones más trabajadas y a medida que son mayores, se centran más en la propia lectura, presentando situaciones que a ellos les resultarán familiares, con un lenguaje muy cercano.
Por eso hoy quiero estrenar una nueva sección en mi blog, que espero que os guste y os sirva, como todo lo que hago en el blog.
En ella quiero seguir hablando de mi experiencia como madre y educadora, pero aportando una herramienta de apoyo para poder usar, un cuento. Ya sea éste propio o de otros autores, pero siempre con una enseñanza adaptada al tema a tratar.
Y quiero comenzar con un magnífico cuento de Juani Velilla, "Un abrazo para Púas" de la editorial Infantil BaBi Dibu. Que a parte de por su enseñanza de la que hablaremos ahora, me llamó mucho la atención por las magníficas ilustraciones que contiene, de la ilustradora Mamen Marcén.
Como ya he hablado en alguna ocasión, una parte del desarrollo integral de todo niño y que a veces olvidamos, es el desarrollo emocional.
Si nosotros, que somos sus figuras de referencia, no les demostramos de manera contínua lo importantes que son para nosotros, que los queremos tal y como son, aún teniendo fallos y haciendo a veces cosas que no nos gustan.
Y en cambio, nos dedicamos a etiquetarles, a veces sin querer, como traviesos, malos, vagos, y otras muchas expresiones que no benefician en nada.
Si no les hacemos demostraciones de cariño, como abrazos, besos, cogerles de la mano, decirles mucho que los queremos. Como nuestro querido "Puas" que buscaba los abrazos para sentirse bien.
Haremos que el niño cada vez se quiera menos tal como es, tenga menos seguridad en sí mismo, y una imagen negativa, que lógicamente tendrá consecuencias a la hora de relacionarse con sus iguales.
Es triste, y os puedo asegurar que es real, pero veo a niños aislados en el patio, que no juegan con nadie, y cuando les preguntas, su respuesta siempre tiene relación, con una imagen negativa sobre sí mismo: "nadie va a querer jugar conmigo" "seguro que si les digo que quiero jugar no van a querer" "me van a dar de lado" "es que soy muy malo" "no sé hacer nada bien" y muchas otras similares.
Un poco como le pasa a "Puas" en el cuento, que cree que sus amigos van a reaccionar mal o no van a querer estar con él.
El cuento nos da la oportunidad de decirle a nuestro hijo, que le queremos indefinidamente tal y como es, con sus errores, con sus fallos, con todas las cosas que le caracterizan como persona.
Además dentro del cuento podéis encontrar una sorpresa que os ayudará aún más en esta cuestión, aprovechando el uso de las nuevas tecnologías, pero eso prefiero que lo descubráis vosotros mismos, os aseguro que os encantará.
"No destruyas a tu hijo con etiquetas, construye una persona fuerte con cariño y comprensión"