Andamos metidos de lleno en las fiestas navideñas y debido a estas fechas el blog descansará unos días hasta después de las celebraciones, exactamente el 8 de enero. Hago esta parada porque quiero dos cosas, por un lado disfrutar todo lo que pueda estos momentos y por otro quiero ofreceros buenas entradas y material interesante por ello veo conveniente retomarlo a la vuelta.
La vida es un regalo que nos han hecho y tenemos la responsabilidad de acogerla y saborearla en toda su plenitud. Una actitud que nos ayuda a esto es valorar las situaciones que tenemos, disfrutar de todo lo bueno e intentar cambiar lo que no nos gusta. Tanto lo que nos desagrada cómo lo que no podemos cambiar debemos intentar amoldarlo a nuestra vida de forma que nos beneficie. Intentaremos en este nuevo año trabajar más estas cuestiones, seguir cuidándonos y seguir aprendiendo cómo "vivir" plenamente.
A continuación comparto un cuento extremecedor y muy bello que nos revela la importancia de disfrutar puesto que el tiempo disfrutado es el tiempo vivido.
Espero que os guste.
EL TIEMPO VIVIDO
Me gusta conocer caminos y lugares nuevos. recorres distancias por itinerarios menos habituales. Así llegué al valle de Freetown. Eran unas suaves colinas que caían en racimo hacia el río, la arboleda y el pueblo. Los campos estaban dorados con la simiente, el viento la mecía formando un mar de oro y, aquí y allá, islas de verdes árboles prometían un perfecto descanso. Me encontraba parado en el alto; la imagen inundaba mi corazón de emociones y mis ojos querían mirarlo todo. Caí en la cuenta de que, en los árboles de mi derecha, había una hermosa valla blanca de madera y una puerta de hierro pintado que invitaba a entrar. Me acerqué a ella y descubrí que, entre las sombras, se escondía un bello jardín.
Caminaba disfrutando del momento cuando me tropecé con una losa de piedra. Entonces me di cuenta de que el suelo estaba salpicado por ellas. La losa tenía una inscripción: Robert, 15 de enero de 1998, vivió 3 años, 6 meses y 3 días. ¡Era una lápida! Corrí a ver las otras piedras y estaban también labradas con inscripciones parecidas: "Laura, 7 de mayo de 2005. Vivió 2 años, 11 meses y 20 días", "Marie, 14 de febrero de 1987. Vivió 5 años, 2 meses y 15 días", "Philiph, 7 de octubre de 2000. Vivió 4 años, 8 meses y 2 días"... Miré todas las lápidas que había, ¡ninguna pasaba de los 8 años! Caí al suelo sobrecogido. ¡Estaba en un cementerio infantil! ¿Qué maldición terrible pesaba sobre este hermoso valle para que murieran tantos niños?
Cuando pude levantar la cabeza, ví a un hombre mayor que limpiaba las piedras y cuidaba las flores. Me acerqué y le pregunté:
-Señor, ¿qué ocurre? ¿Por qué mueren tantos niños en Freetown?
El hombre me miró extrañado... luego sonrió.
Me dijo: -¿Lo dice usted por las fechas de las inscripciones? Todo tiene una explicación. No son muertes prematuras como piensa, no. Mire. En nuestro valle, cuando cumplimos 12 años nuestros padres nos regalan un cuaderno como éste (y me lo enseñó sacándolo del pecho) en el que anotamos los momentos en los que reconocemos que somos verdaderamente felices. Entonces escribimos: "Mi primer paseo a caballo, 20 minutos.", "Mi graduación, 35 minutos."... Cuando nos llega la muerte, alguien leerá todas nuestras notas y sumará el tiempo de momentos felices y eso es lo que aparece en la inscripción.
-Pe... pero en la piedra dice "vivió..."
-Exacto -me dijo-, porque el tiempo que no se disfrutó no se ha vivido.
Mis mejores deseos para este nuevo año....
Felices fiestas y que las disfruten!!