Revista Cultura y Ocio
"Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando." Aquella frase de Mohamed Ziad la había atormentado desde el mismo instante en que la había escuchado de labios de su hijo Wädi Ziad. No podía dejar de pensar en aquellas palabras mientras conducía bajo un sol implacable que doraba las piedras del camino."
Mi relación con Julia Navarro es irregular, depende del libro o tal vez del momento me gusta o simplemente me entretiene. Sin embargo era difícil resistirse a un libro que asoma en cada rincón. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Dispara, yo ya estoy muerto.
Conocemos a Marian, cooperante en una ONG que desde Palestina redacta un informe sobre los asentamientos judíos. Se pone en contacto con Ezequiel, quien le contará la historia de su familia mientras escucha de versión de la familia árabe, Ziad.
Una de las cosas que más me han gustado de esta novela es la ambientación. Siempre me atraen los libros que me cuentan cosas que desconcozco y aquí Julia Navarro desembarca con información sobre Palestina y el conflicto árabe-israelí. No sólo como fondo de la historia sino también como contexto que afecta a las personas que tienen que vivirlo. Y consigue hacerlo sin hacer que el lector se sienta adoctrinado por la opinión del escritor, lo cual es un gran mérito. Y sin que todo el peso de la novela recaiga en ello, ya que es una novela de personas. ¿Personajes?, muchos, a veces incluso demasiados, y protagonistas que acabamos conociendo como la palma de nuestra mano... o eso creemos. Samuel y Ahmed, judío y árabe, amigos, unidos y a la vez separados por la situación que les toca vivir tendrán que luchar por seguir siéndolo.
La novela alterna la vida de estas familias a lo largo de un siglo pasando por Jerusalén, Varsovia o Toledo y hablando de amores, muerte, odios, guerras, promesas, conflictos religiosos... y así tiene que ser para poder ocupar sus más de novecientas páginas y hacerlo de una forma fluida. Si es cierto que hay un momento en que la novela me dio la sensación de pararse un poco y que, como suele suceder ante muchos libros extensos, una se pregunta si no hubiera estado un poquito mejor acortando el número de páginas, pero la historia se recupera bastante bien para terminar con un buen broche final.
Demuestra Julia que se siente cómoda tanto en el género como en la estructura y, aquellos que leímos Dime quien soy, podemos reconocer perfectamente el estilo, las formas e incluso la necesidad de extenderse. Esta vez nos trae dos voces, dos versiones y una historia que va enganchando a sus páginas pese a mantener un ritmo calmo. Una novela histórica en un contexto que sigue siendo actualidad, una saga familiar, incluso a ratos podría hablarse de novelón. Todo eso nos encontramos en Dispara, yo ya estoy muerto. Además de un título muy atractivo y una primera frase casi lapidaria en un título que me ha resultado muy interesante.
Y vosotros, ¿os dejaréis llevar por Julia Navarro o sois de los que miráis con recelo los libros literalmente pesados?
Gracias
Y hoy también, el book trailer