El pasado día 18, en Lima, capital de Perú, la Confederación Sindical de las Américas (CSA), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y el Comité de Mujeres Trabajadoras de las Américas (CMTA) lanzaron una campańa regional para promover la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que garantiza los derechos de los y de las trabajadoras domésticas.
Aprobado el 16 de junio, en la 100Ş Conferencia de la OIT, el instrumento necesita todavía ser ratificado por lo menos por dos países para entrar en vigencia. En este sentido, la campańa de la CSA pretende presionar a los Estados a ratificar el Convenio por medio de leyes nacionales.
"La ratificación del Convenio 189 va a traducirse en la garantía de derechos de trabajadores que están desprotegidos. Los Estados tienen que legislar para garantizar la reparación a una categoría que sufre mucha discriminación, pues los derechos de los otros trabajadores no se extienden a los trabajadores domésticos, como jubilación y protección a la salud”, argumenta.
Con la ratificación del Convenio 189, se garantizarán jornadas de trabajo razonables, descanso semanal de como mínimo 24 horas consecutivas, informaciones claras sobre las condiciones de empleo, seguridad social y respeto a los derechos laborales básicos. Además, se impulsarán políticas públicas para promover la igualdad de oportunidades entre los trabajadores domésticos.
Según estimaciones de la OIT, hay como mínimo 53 millones de trabajadores y trabajadoras domésticas en el mundo. Sin embargo, por ser un trabajo la mayoría de las veces realizado sin registros, el número real puede llegar a 100 millones de personas. De ellas, el 83% son mujeres o nińas, muchas inmigrantes. El trabajo doméstico es la actividad que más concentra a nińas menores de 16 ańos.
En América Latina, también de acuerdo con la OIT, hay alrededor de 14 millones de mujeres que se dedican a la tarea y cerca del 14% de las mujeres de la región son trabajadoras domésticas. Ellas conviven con bajos salarios, jornadas extenuantes, poca o ninguna protección social, poco tiempo para el esparcimiento y varias violaciones a las leyes laborales. Menos de un tercio de las trabajadoras domésticas latinoamericanas tienen acceso a la seguridad social.
De acuerdo con González, en la región, sólo Uruguay y Venezuela garantizan algunos derechos a los trabajadores domésticos. Brasil tuvo algunos avances, considera, "sin embargo, la mayoría de las personas que hacen el trabajo doméstico son migrantes de la región Nordeste y, ahora, inmigrantes pobres de Paraguay y de Bolivia, como también ocurre en Argentina”, cita.
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