Revista Cultura y Ocio

Divina blasfemia

Por Agora

Comienza tu boca en un desierto
de noche de estrellas fugaces
que escapan de tus labios cuando al fumar
expulsas el humo en círculos santos,
envolviéndome y concediéndome aureolas,
que me beatifican como devota de tus pecados.
Culmina tu boca en un milagro
de multiplicación de besos y palabras
que me conducen a mi propio Génesis,
versículo 4, Evangelio de tu lengua:
-Y yo he visto cómo se abren mis venas
al paso de tu piel sobre la mía-.
El Apocalipsis, amor, es confesarte
que no hay agua bendita que me sacie más
que la que brota de tu cuerpo
.

Victoria Mera

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