Lo ocurrido ayer en Barcelona no es del agrado de nadie dentro del movimiento #15M. Creo que los únicos que están muy contentos con lo sucedido son los políticos que han visto que ni pintada la oportunidad para devaluar a sus miembros y simpatizantes metiendo a todas las personas, que durante semanas se han manifestado de forma pacífica, en el mismo saco. Violentos antisistemas. Por cierto, que es como responsabilizar a Sandro Rosell y la directiva del Barça de los disturbios en Canaletas.
Pero todo es mucho más complejo de lo que nuestros gobernantes nos quieren hacer ver. Deberían tener en cuenta qué está pasando para que actualmente exista este distanciamiento de la ciudadanía hacia la política y los políticos. Lo que sucede es que en este país la autocrítica de los que nos gobiernan no existe. Son gente acomodada que se limitan a decir que votemos cada cuatro años porque esa es la auténtica democracia. Y en estos momentos se están viendo desbordados por las protestas. Pensaban que era una pataleta y no es así.
Respecto a los sucesos violentos ocurridos ayer aquí llega el doble rasero de esta gente. Monserrat Tura dice que la violencia en democracia no cabe. Estamos totalmente de acuerdo. Pero me hubiera gustado ver a esta señora condenar la violencia que los Mossos ejercieron hace poco en la Plaza de Cataluña dando una imagen dictatorial digna de la época franquista. Tampoco son nada despreciables las imágenes, de videoaficionado, a unos ‘violentos’ que salen escoltados por la policía autonómica catalana. Imprescindibles.
Así que nos encontramos en un punto de inflexión muy importante. El domingo se prevé una gran asistencia a la manifestación convocada por el movimiento. Aquí tendremos la oportunidad de demostrar que la violencia no forma parte de esta indignación general y que los más beneficiados de ella son nuestros políticos que se encuentran deseosos de que ocurra lo más mínimo para que sus ‘perros de presa’ saquen las porras y las bolitas de goma. Esperemos que no manden a agentes disfrazados. Nos vemos en las calles.