Revista Comunicación

Doctor ¿estoy bien?

Por Lurhall

Doctor ¿estoy bien?
Tecnología médica, prevenir enfermedades, estudiarlas, antes de que aparezcan en nosotros. Esto es lo que puede hacer en nuestro tiempo la tecnología. La ciencia ya no se “limita”  a darnos respuestas, ahora se ocupa de hallar la causa última de los posibles y eventuales peligros que pueden amenazar nuestra salud.  La diferencia del mundo que se nos abre con el que conocemos es precisamente que actualmente la ocupación es el control de las enfermedades, se las estudia para poder remediarlas,  mientras que lo realmente revolucionario será el estudio de la salud.  No se tratarán de manera minuciosa solo a aquellos que sufren enfermedades, los que estén sanos serán objeto de riguroso estudio, pues qué es lo que tienen en su ADN que los hace fuertes, casi inmunes.Realmente asusta. Al parecer los avances tecnológicos en el campo de la medicina van encaminados a una medicina mucho más personalizada e individualizada. Y esto, no en el sentido con el que nos lo vendería un slogan de una aseguradora, sino que simplemente (“simplemente”) cada uno de nosotros llevaría en su teléfono móvil toda su información, su carga genética y el estado exacto de sus constates en cada momento. Así se facilita la labor médica y también la exactitud en el diagnóstico.  Todo son desde luego ventajas. Pero en serio, ¿no asusta un poco? A lo mejor y, a pesar de mi juventud, no tengo yo un espíritu innovador preparado para todos estos avances. Nunca me había visto a mí de esta forma, pero es posible que así sea. Siempre me han dado cierto miedo las “máquinas”. Esto no es fruto de una afición desmedida a libros de ciencia ficción, pues no la tengo, ni a malas experiencias con la tecnología, pues, salvo casos contados, me ayuda y me valgo de ella a diario; pero cosa distinta es que mi cuerpo, mis entrañas, en la acepción más técnica de la palabra (si la tiene), aparezcan representadas en una máquina o que a través de sensores puedan saber qué es lo que le está ocurriendo a mi cuerpo en cada momento, aunque este esté, a priori, sano. Me asusta que con la excusa de la salud lleguen a controlar hasta ese punto mi ser. Pues la salud, junto con la seguridad, ha sido pretexto de tantas limitaciones de libertades individuales que ya no nos alarmamos de las que nos van imponiendo. Es curioso que en un momento en el que nos sentimos tan libres individualmente, estemos tan limitados y tan constreñidos por unas normas cada vez más y más limitadoras.  Y una reflexión: ¿estaría yo dispuesta a ceder esa parcela de mi persona en pro de la salud? O, ¿solo lo haría si esta salud ya no me acompañara? La realidad es que en las situaciones extremas, sí que haríamos cualquier cosa; y algo que también da miedo es que a veces no soy capaz de precisar si la situación que ahora vivimos es o no extrema. Esto sí que me asusta.
Y una última cosa. Un compañero me planteó el otro día la cuestión de porqué en tan poco tiempo, y partiendo de la fecha clave de la caída del telón de acero, había avanzado tanto la informática y la tecnología, dando un salto en diez años muy superior a lo avanzado en los diez anteriores. Yo no soy una experta en informática, no pude contestarle. Pero él sí tenía muy claro cuál era la razón: los gobiernos la tenían escondida, por temores mutuos unos a otros. Sí, algo desorbitada, pero mirándola en profundidad… a mí desde luego todavía me ronda la cabeza.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-en-lugar-de-enfermedades-cuidar-la-salud/1038037/

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