DOCTOR WHO: THE DAY OF THE DOCTOR
Título Original: Doctor Who: The Day of the Doctor Director: Nick Hurran Guión: Steven Moffat Fotografía: Murray Gold Música: Neville Kidd Intérpretes: Matt Smith, David Tennant, John Hurt, Jenna Coleman, Billie Piper, Joanna Page, Jemma Redgrave, Ingrid Oliver, Jonjo O'Neill, Ken Bones, Peter de Jersey, Tom Keller, Orlando James, Chris Finch
Y llegó el día D, el día que todo ‘Whovian’ tenía marcado en el calendario, el día en el que dos de los doctores más queridos de la serie iban a verse las caras, la conmemoración del 50 aniversario de la serie de ciencia ficción más longeva.
Esta expectación, que provocó que la serie fuera ‘Trending Topic’ fuera de las fronteras de Reino Unido y que incluso hizo que una empresa de cines emitiera, con unretraso de unas horas, el capítulo en cines y en 3D, es siempre peligrosa porque las decepciones son más decepciones si el ‘hype’ es mayor, y aunque todo ‘Whovian’ que se precie le confiaría su vida al guionista Steven Moffat, siempre queda esa duda, esa posibilidad.
Siempre es posible, sobre todo si la historia, que trata sobre el pasado del doctor y como éste deberá enfrentarse a él, ayudado eso si por su anterior encarnación así como su companion y demás personajes que han tenido relevancia en la saga y que no desvelaré, que no se cumplan las expectativas, sobre todo al abordar un tema tan grande como Gallifrey, epicentro de la trama y en parte, de la serie.
Y, entonces, ¿decepcionó?
Para el que escribe, rotundamente no. Es un homenaje a toda la serie, a los primeros doctores y a los últimos (¿Hasta a Capaldi?), un homenaje a los villanos más villanos de la serie, a los compañeros del Doctor e incluso un homenaje a Gallifrey. Pero sobretodo es un homenaje a los fans. Cualquier ‘Whovian’ que se precie se emocionará con el final, incluso hasta el punto de echar una lagrimilla. Y se maravillará con la épica, puesto que es uno de los capítulos más épicos (y no hay pocos) de toda la serie, con momentos que erizarán el vello. Es un torrente de sensaciones.
Leyendo este párrafo puede parecer que es el capítulo perfecto, y así puede parecer al acabar de verlo, todavía embargado por la emoción, pero por desgracia ciertos problemas lo alejan de la perfección, casi todos, eso sí, a nivel narrativo. Y no son otros que una duración, quizá alargada para justificar su estreno en cines, pero que se nota que lo es sobre todo al comienzo, cuando se empieza a desarrollar la trama y se introducen los personajes y esto afecta sensiblemente al ritmo (que no al interés) del capítulo. Esto acaba, por supuesto en cuanto Matt Smith, John Hurt y David Tennant se unen en la pantalla, desplegando gran carisma, regalándonos momentos de lo más hilarantes, y demostrando que son unos excelentes actores con una química sensacional.
El otro aspecto más discutible del capítulo es el uso de las subtramas para justificar el final dado que en algunos casos todo parece demasiado casual y creado para llegar al épico final. No son errores graves, y en el segundo caso y tratándose de una historia de viajes en el tiempo es bastante normal, pero si lo alejan de lo más alto del Olimpo de los capítulos del Doctor.
Fuera de esto el resto son aspectos positivos, a destacar, como ya mencioné anteriormente, la química tan maravillosa que existe entre los protagonistas, divertidos siempre y también épicos, magistrales; los momentos nostálgicos con apariciones estelares… incluso el apartado técnico es muy notable, sobretodo la recreación del planeta Gallifrey, y, por supuesto, el cuadro tridimensional, que personalmente me pareció una idea artística muy buena y también un muy buen modo de pasar la acción de Londres al Gallifrey de manera suave.
Es, por lo tanto, un gran capítulo, una pequeña obra maestra en la serie me atrevería a afirmar, que, tal vez no sea de diez, pero sin duda ha hecho las delicias de todos los fans de la serie, ha juntado a dos de los mejores doctores en pantalla, y nos ha provocado un mar de sensaciones impagable, una clase épica que solo esta brillante serie nos puede brindar.
Y ahora, a por el centésimo aniversario.
Crítica escrita por Guillermo Martínez