El año pasado se filmó un documental que esperé con ganas desde que supe de su existencia. Luego llegarían los esperados “no se va a estrenar en España” y la imposibilidad de encontrarlo por Internet, pero al fin ayer acabó la larga búsqueda y pude visionarlo con todos mis sentidos centrados en él. A decir verdad, imagino que tarde o temprano lo pondrán en algún espacio de “La 2″ como La noche temática o Documentos TV, pero por ahora nada, por Internet y en inglés subtitulado ha tocado. Su temática se asemeja a otros documentales que han alcanzado más popularidad en los últimos años como The Cove, es decir, más allá de hablar de daños al medio ambiente como la deforestación o la extinción de especies, trata del martirio que causamos a animales por puro goce o intereses complejos. Yo lo calificaría como un documental sobre ética, sobre re-pensar algunas interacciones que tenemos con los animales como las que existen en zoos y circos, es una película que sobrecoge e incomoda, pero no cae en el animalismo ni promociona corrientes de ese tipo.
No sabría destacar grandes virtudes técnicas del documental, porque prácticamente todo son entrevistas, investigación periodística y escenas de vídeos caseros de lo que acontece en estos parques acuáticos. Es importante saber que no se trata de un documental sobre la vida de las orcas ni su biología, sino que relata numerosos casos ocultos -por parte de estas empresas de ocio- de asesinatos a entrenadores causados por orcas, e indaga en los porqués de todo esto a lo largo de varias décadas. Prácticamente todo está narrado por ex entrenadores de animales marinos, que pasado el tiempo y quizás habiendo tomando cierta lejanía del asunto, valoran con claridad y emoción el mal que hicieron a esos ejemplares maltratados pertenecientes a una de las especies más fascinantes del planeta. Especialmente clarificador resulta el testimonio de un viejo lobo de mar que relata cómo capturaron jóvenes orcas en los setenta para llevarlas a este tipo de cárceles de cetáceos (hace mucho tiempo ya hablé sobre estos lugares en el blog, aquí y aquí).
Para los que lo vean como un mal lejano, se equivocan, es más,el único caso relatado fuera de Norteamérica es justamente en nuestro país (al que a veces me gustaría ver envuelto en algo bonito y no solo en males y tragedias). Entrevistan a familiares de una víctima de un suceso de este tipo, acontecido en el Loro Parque de Tenerife, en el que como bien narran perdió la vida el entrenador Alexis a manos de una de las orcas (noticia).
Evidentemente, no se trata de criminalizar a las orcas, recordemos que nunca se ha datado en plena naturaleza un ataque de orcas a humanos. La lectura que debe hacerse, y para ello hablan científicos en el documental, es que estos animales tienen una compleja vida social, un desarrollo con sus parientes durante la infancia, una forma de vida libre en la que recorren cientos de kilómetros diariamente si les place, una necesidad de estímulos constante…y como estaréis imaginando, nada de eso se cumple en una bañera de agua en la que has de hacer el payaso para ganarte el pescado y vivir el resto de tu vida. En el documental los ex entrenadores narran entre lágrimas casos de crías arrebatadas a sus madres para llevarlas a otros zoss y cómo estas orcas quedaron traumatizadas por tales hechos. Las orcas no son malas, ni buscan venganza, ni viven más años en zoos que en libertad como bien cacarean algunos interesados en estos temas, nada de eso, solo imaginad si os meten a ustedes en una jaula llena de húmedad y a oscuras durante, pongamos un ejemplo, 28 años,a ver cómo estaríais.
Personalmente creo que las próximas generaciones, al conocer estos casos, sentirán vergüenza de cómo podíamos disfrutar de estos sitios sin pararnos a pensar. Veo multitud de niños y mayores aplaudiendo y riendo emocionados al ser salpicados por las orcas protagonistas de los espectáculos, percibo que estos animales son quizás el mayor reclamo de estas empresas, y a decir verdad me asalta la duda de si el público se ha parado a pensar detenidamente sobre ello y prefieren vivir sin complicarse la cabeza, o lo saben o intuyen pero les da igual.
Me parece un visionado necesario, quizás esa es la palabra que mejor define esta película, no es recomendable o que por gusto o aburrimiento deba verse, sino que es necesaria. Si tenéis ganas de emocionaros y encontraros de frente con algunos dilemas éticos debéis verla. Puede que no sea muy apta para niños, en estos casos casi es mejor que los padres les expliquen las cosas, ya que en la película salen demasiadas escenas que pueden asustar o crear traumas o miedos irracionales.
Buscando algo de información me he encontrado con esta iniciativa apoyada hasta por algún famoso, qué buena noticia ver que el tema crece y se realizan labores divulgativas al respecto, a ver si ocurre como con otros casos controvertidos y poco a poco vemos extinguirse estos anacrónicos recintos.