Recreación de la superficie de Europa
Tenemos un desafío para este siglo XXI, la astrobiología tiene una cita con una pequeña luna de Júpiter y no puede dejarla escapar. Hoy se ha dado el primer paso para la formalización de una futura misión a Europa. Se han establecido formalmente los objetivos científicos de una misión que deberá aterrizar en el satélite con el fin de investigar la composición y la geología de la corteza helada del planeta y la posible habitabilidad de su océano interior.
El documento prioriza los tres objetivos que deberá cumplir una futura misión a uno de los destinos más importantes de nuestro sistema solar.
La sonda deberá investigar la composición y la química del océano de la luna de Júpiter, caracterizar el grosor, uniformidad y dinámica de su corteza helada externa y estudiar la geología de la superficie.
Para cumplir algunos de estos objetivos se ha sugerido que tenga la capacidad de perforar la superficie hasta una profundidad de 10 centímetros y obtener muestras de, al menos, dos profundidades. Una desde 0.5 cm hasta 2 cm y otra más profunda de entre 5 y 10 cm que estaría menos expuesta a la radiación exterior.
Se habla de un modelo de aterrizador equipado de siete instrumentos: un espectrómetro de masas, un espectrómetro Raman para determinar los minerales presentes , un magnetómetro, un sismómetro, un sistema de cámaras, un sistema microscópico de imágenes y un sistema de reconocimiento de imágenes.
Modelo de sonda para Europa
Aterrizar por primera vez en Europa representa un desafío que puede desembocar en el éxito o el fracaso de la misión. Para investigar la verdadera habitabilidad de la luna tenemos que conocer la composición química de su océano subterráneo, la estructura de la corteza de hielo superficial y los procesos de formación y comunicación entre ambos hábitats. Es fundamental que el sitio de aterrizaje provea una ventana al subsuelo, gracias a estudios anteriores sabemos las zonas donde el intercambio de material entre la masa líquida del interior y la corteza superficial es mayor, además estas zonas coinciden con una menor medición de radiación, con lo cual serían lugares aptos para buscar algún tipo de vida.
Lugares candidatos para un aterrizaje
Los lugares más interesantes para colocar la misión se sitúan en latitudes bajas, necesitamos recoger muestras lo más recientemente derivadas del océano interior, por lógica estarán menos expuestas a la intensa radiación ambiental y serán más representativas de lo que se encuentra por debajo. Estas zonas se caracterizan por un color más oscuro que el resto de la superficie. Recientes estudios señalan a la región conocida como Thera Macula situada en el hemisferio sur como una zona activa hoy en día, es decir, puede existir agua proveniente del interior en estos momentos. Un excelente sitio para ir.
El extenso estudio publicado hoy lo tenéis aquí, merece la pena leerlo detenidamente. Es la primera piedra de la que puede ser una de las grandes hazañas de nuestra especie.