Iñaki Urdangarín declara hoy por segundo día. Tiene algo de reconfortante con la justicia ver entrar y salir del juzgado a un miembro de la realeza juzgado por irregularidades, eufemismo de corrupción, apropiarse de fondos públicos a base de facturas falsas e hinchando presupuestos de estudios de dudosa, por no decir, incierta calidad, incluso existencia. Pero que sea un miembro de la realeza el que entre y salga del juzgado acusado de chorizo tiene sus ventajas: sus prioridades están bien marcadas y se debe a la familia real que le ha facilitado tanto la vida durante los años de juventud y ya madurez. En justa correspondencia, el yernísimo no dudará en arremeter contra todo y contra todos y no le dolerán prendas a la hora de untar a sus cómplices, esos politicuchos venidos a más, prepotentes y soberbios que primaron la foto por encima de la decencia y la ética. Los políticos o los empresarios, por aquello del corporativismo, se defienden unos a otros (hoy por tí, mañana por mí), pero Urdangarín no debe pleitesía porque su Casa no es esa. Ánimo Urdangarín, tira de la manta y acaba con la respetabilidad de tanto dominguero!
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