Revista Cocina

Dominio del Fanfarrioso Tinto, el vino sin etiquetas

Por Elblogdelosvinos @blogdelosvinos

Dominio del Fanfarrioso

Bodega: Dominio del Fanfarrioso

Variedad: 100% Tempranillo

DO: Sin DO

Graduación: 14,5%

Precio: alrededor de 8 euros

Cuando compré este vino en La Bodega, de Ainsa (Huesca), el vendedor, un tipo peculiar (la tienda y él mismo merecerían un post aparte…) me preguntó si sabía lo que hacía, que este era un vino no convencional, fuera de lo estándar. Justo así consiguió que me interesara más, tanto, que me tuve que llevar dos botellas. Una nos la bebimos en Ainsa mismo, y la otra justo ahora acaba de vaciarse, y motivar el post…

Dominio del Fanfarrioso Tinto, el vino sin etiquetas

Victor Clavería Barrabés, el autor del vino

Pero vayamos por el principio: Victor Clavería Barrabés, el autor de este vino, era economista de formación, trabajó varios años como asesor fiscal y miembro del equipo financiero de varias empresas hasta que, en 2010, decide dejar el mundo de la economía, y dar rienda suelta a su gran pasión, el vino, para lo que estudia enología en La Rioja, con diversas especializaciones. Su filosofía queda bien reflejada en su web: “convencido de que son más importantes los valores y el saber hacer bien las cosas, que no lo que intente demostrar el nombre de un lugar en una etiqueta, decido dedicarme a buscar zonas que no se amparen bajo ninguna DO, capaces de ofrecer vinos de calidad superior. Mis vinos son el fruto de esa búsqueda“. Queda claro, no?

Pues este Dominio del Fanfarrioso (etiqueta con la que comercializa sus vinos, y que tiene un toque irónico y un punto de mala leche) tinto fue vendimiado en Octubre de 2011, procede de viñedos situados en la Alpujarra Almeriense, con altitudes comprendidas entre los 900 y los 1500 metros sobre el nivel del mar, en viñedos donde se hacen pocos tratamientos, aparte de un par de sulfatados al año. Apenas llueve, la zona recibe unas precipitaciones de 110mm en los meses de agosto, septiembre y octubre, por lo que las plantas acusan un moderado estrés hídrico en el proceso de maduración. Además, una continua iluminación, con más de 3000 horas anuales de sol, acaba por completar los factores decisivos para una adecuada sintesis de polifenoles. No se busca una producción masiva, apenas 4000 kg/ha, y se trabaja en la viña para conseguir la calidad deseada: aclareo de racimos en el momento del envero para conseguir una mayor concentración de aromas y una perfecta maduración, se favoreció la aireación de los racimos con formaciones de doble cordón y con podas en verde en primavera, intentando así equilibrar las plantas. Vendimia manual, con selección de racimos tanto en campo como en bodega. La fermentación se realizó en un depósito de reducida dimensión para obtener un óptimo control de la misma. A temperatura controlada, con bazuqueos, y remontados con/sin oxígeno. Una vez concluidas la fermentación alcohólica y la maloláctica, el vino se trasegó a barricas de roble americano, donde se crió 4 meses con battonages quincenales para aumentar su suavidad. Un proceso muy cuidado para un vino muy sorprendente, un vino sin etiquetas como reza el título del post,porque, como dice en la botella: “No hace falta etiqueta para lucir un buen cuerpo“. Vamos a probarlo: A la vista, nos enseña que, efectivamente, tiene un buen cuerpo, con un buen color, granate intenso, ribete rojo y matices rosáceos. En nariz destacan los aromas a fruta roja madura, frambuesa, frutos silvestres, mora, con notas de vainilla, de la crianza en barrica. Buena entrada en boca, fresco, pero con cuerpo, gran equilibrio, un toque astringente nada molesto. Un buen posgusto, persistente, con aromas de frutos rojos, ciruelas dulces, confituras. De la añada salieron 3.890 botellas, de las cuales nosotros nos hemos bebido dos, así que…date prisa si quieres probarlo! Un buen vino, con una excelente relación calidad precio. Tengo que volver a Ainsa a comentarlo con el de la tienda…

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