Lo malo de la viñeta de Borja Montoro, es que no causa hilaridad, porque tiene más visos de certeza que de otra cosa, dentro de la fina ironía del humorista. El progresismo militante tiene la facultad de conferir a sus actos y decisiones, el marchamo de la solidaridad propia de la izquierda, aceptando de tal modo sus simpatizantes, actitudes que jamás hubiesen tolerado de haber sido sorprendidos del mismo modo por esa derecha rancia, casposa y carpetovetónica, todos lo sabemos, que hay en España.