Don July “imponiendo su verdad” ante el bichejo que le tocó en suerte. Animalejos como este, no se si felino o roedor, son los que quieren las figuras y, puestos a pensar mal (con estos taurinos se puede acertar casi siempre), mire usted que si en el fondo no quieren la televisión para que tales “hazañas” no sean “admiradas” por millones de ojos ante la caja tonta… Luego exigen respeto… Cuando ellos respeten al toro y se enfrenten con él. Foto: EFE.
“¡Venga, Don July! se escuchó clamar a un entusiasta julyanista, que allá en el embudo de Insurgentes, son legión. Era durante el turno de quites al primero de la tarde. Un bichejo infame, de embestida nauseabunda, que nada más salir por chiqueros traía en su chocho galopito los espasmos de la muerte, mientras su carita nos conmovía con una expresión que hubiese hecho llorar de pena a Hannibal Lecter. Un feto feo hasta para desecho de tienta, un mulo, pony más bien, sin una gota de sangre inflamable por las venas, desiertas del pasaje de la casta, cuyo argumento para saltar a una plaza de toros no se entiende: su comportamiento no trae el miedo, su trapío no goza de respeto, y la leyenda de su hierro es un chiste de leperos. Uno de esos toros que cada vez que salen bien merecen un brindis por la razón que llevan los antitaurinos.”
Del post de Antonio Díaz en su blog “Hasta el Rabo todo es Toro”