Hoy, amigos, no vamos a hablar de cine: bueno, un poquito sí, pero sólo como referencia vital.... ¿os parece bien?
Norman Tealby (1928)
Tengo en mi colección de vinilos, desde hace muchos años (la grabación es de 1977, pero seguro que lo compré en los ochenta primerizos), una versión del ballet El sombrero de tres picos basado en la célebre novela corta de Don Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) reducido convenientemente a libreto por el hoy casi desconocido Don Gregorio Martínez Sierra (1881-1947) (del que con malicia aventurera se podría hacer una película semejante a Big Eyes) y musicado por el no menos célebre internacionalmente Don Manuel de Falla (1876-1946)
El disco en cuestión, versión de Seiji Ozawa dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Boston con la intervención de Teresa Berganza (la mejor mezzosoprano que jamás ha existido) lo escuché tantas veces que casi me sé de memoria las notas.
Cuando leí en la contraportada el artículo de José Luis García del Busto, hice lo que entonces podía hacer de inmediato: comprar y leer ávidamente la novela de Don Pedro Antonio, del que ya había leído, cuando hice el bachillerato, El Capitán Veneno.
El sombrero de tres picos no me lo hubiera recomendado mi profesor de Literatura de cuarto porque se habría ganado una bronca y sin ser especialmente beligerante ni atrevida, sigue siendo una pieza corta muy bien escrita que, formando parte como es natural del acervo cultural, puede obtenerse legalmente en diversos enlaces:
El sombrero de tres picos (facsímil, con el prefacio del autor ) (En formato html sin prefacio)
Facsímil de la edición norteamericana de Simon & Schuster (traducida en 1928) con unas magníficas ilustraciones de Norman Tealby
Los facsímiles se pueden descargar: hay un icono en lo alto de la columna izquierda.
Como es natural, lo mismo que me ocurre con el Preludio a la siesta de un Fauno (de Debussy), o el Bolero (de Ravel), por citar dos ejemplos coetáneos o casi, cuando escucho la música me gustaría ver también el ballet.
Ha querido la casualidad que andando por el éter a raíz de haber visto Whiplash buscando ejemplos que se adecuaran a la pasión compulsiva de los protagonistas, hallara, como ya quedó enlazada, una afirmación de la bailarina española Aída Gómez en la que hacía referencia a su relación con el bailarín Antonio, al que de adolescente veía en la televisión en blanco y negro constantemente adulado y de una cosa a otra fui a parar al ballet de El Amor Brujo, también de Falla, que ya vimos hace muy poco, en una película curiosa, Luna de miel. (Esta tediosa explicación se la debía al amigo Víctor, que se preguntaba el porqué, y espero que quede satisfecho con ello)
En la coreografía de El Amor Brujo comparece, coprotagonista, el gran Leonide Massine, que, mira por donde, fue quien, trabajando en los Ballets Rusos de Diaghilev, se encargó de realizar la coreografía, en 1919, del ballet de El sombrero de tres picos, con una escenografía y figurines realizados, a tal efecto por Pablo Picasso, hecho que yo ya conocía, por haber leído en muchas ocasiones la contraportada de mi preciado vinilo.
El mundo es un pañuelo, sí.
Ahora que tenemos internet, que menos que buscar por ahí esa coreografía de Léonide Massine, para la ocasión interpretada por el francés patrick Dupond : La Farruca, Danza del molinero
Lo que pasa es que uno es lo que vulgarmente se llama "culo de mal asiento" y no me quedé muy satisfecho que digamos, así que, volviendo al más reciente origen de todo el tinglado, repasé una vez más la entrevista a Aída Gómez y efectivamente ahí estaba una buena pista para lo que yo quería, justo en el primer párrafo, antes de empezar: hubo un ballet en 1997 y tenía que haber alguna grabación.
Cabe suponer que las relaciones entre grandes bailarines son todo lo fáciles que el momento permita pues los genios tienen su pronto, pero sin duda les caracteriza el trabajo intenso: en el ballet, probablemente el Arte más físico, el esfuerzo será más agotador y el paso del tiempo un lastre a la perfección del empeño: Antonio, sin duda conocedor de la coreografía del colega Massine, decidió realizar la suya propia teniendo en mente la escenografía y los figurines de Picasso y sobre todo la fuerte raíz flamenca de la composición del maestro Falla. La coreografía de Antonio triunfó en 1958, justo un año antes de estrenarse Luna de miel.
La coreografía de Antonio se basa en la llamada danza bolera que exige formación especializada y un más que considerable esfuerzo físico para dar esa sensación tan engañosa de fácil ligereza.
Después de todos estos avatares acabé hallando lo que buscaba y puedo afirmar que desde que lo encontré, hará quince días, lo he visto por lo menos cuatro veces.
Aquí tenéis, por si no lo conocíais, el ballet de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, escenario y figurines de Picasso (éstos realizados en ¿Birmingham?), según la coreografía de Antonio, con el que se reinauguró el Teatro Real de Madrid en 1997, retransmitido por TVE y que, tonto de mí, no ví en su momento.
Pablo Picasso (1919)
La compañía de Antonio Márquez con Aída Gómez , ballet completo (40 minutos que pasan en un suspiro) El sombrero de tres picos (1997)
Me faltan palabras para expresar los sentimientos que me produce ésa representación, para mí una obra maestra, redonda, perfecta, increíble: un verdadero regalo para todos los sentidos que me encantaría poder comprar en un dvd con la resolución y el sonido que se merece, porque piezas como ésta no suelen verse a menudo. Espero que os haya gustado tanto como a mí.
Del ballet, de los escenarios y figurines, de la propia novela corta de Alarcón, sin duda hallaréis en la red decenas de sitios donde informaros mejor que aquí, contento con haber proporcionado el aviso de la existencia de esta memorable pieza de arte español por los cuatro costados.
Y ya que estamos en un día especial con excepciones, añadamos un par de propinas:
La versión que con motivo del festival anual BBC PROMS presentó la compañía de Antonio Marquez con Sara Martin en unas condiciones harto difíciles, con un resultado sorprendente que dejó a los británicos entusiasmados: El sombrero de tres picos (2013)
Es de advertir alguna pequeña diferencia entre la velocidad estratosférica de 1997 y la de 2013, no en vano, amigos, transcurren dieciséis años, lo que significa que el gran Antonio Márquez contaba ya con cincuenta tacos de nada que, visto lo visto, hace pensar en Mefistófeles, porque el bailarín, en el mismo festival, lleva adelante la coreografía del Ballet del Bolero (2013)