Es, sin duda, uno de los temas de la batalla ideológica del momento y que marcará las elecciones midterm de este año y las presidenciales de 2024. Las absurdas políticas transgénero impulsadas por los socialistas demócratas se han convertido en objetivo de los ataques de Donald Trump y sus candidatos del movimiento MAGA. Hasta tal punto que el Partido Republicano es hoy el único partido que de verdad defiende a los hombres y las mujeres, y rechaza la nefasta ideología transgénero, basada en la elección sobre la biología, y que es una de las mayores tonterías humanas que hemos visto en los últimos siglos.
La realidad a la que nos enfrentamos es que el Partido Demócrata, y otros partidos socialistas y conservadores sólo de nombre, están librando una guerra contra la ciencia, contra los niños, contra las mujeres y contra los hombres. Hay mucha gente que calla por mostrarse políticamente correctos y hacen la ola a estos nuevos descerebrados. Donald Trump no es uno de ellos, de hecho, lidera la oposición a semejantes aberraciones ideológicas. Ha convertido al Partido Republicano en el partido de los hombres, las mujeres y los niños estadounidenses y ha marcado una línea roja para proteger a las mujeres en los deportes femeninos de la invasión que están sufriendo por parte de individuos transgénero que están destruyendo el deporte femenino con sus victorias sobre las mujeres deportistas.
En la política actual no vale ser equidistante, hay que mostrarse claro y firme en las posturas. Trump lo es y ya ha declarado públicamente que no permitirá que los hombres entren en los deportes de mujeres, como está sucediendo ahora con los transgénero. En todo caso, deberán tener sus propias disciplinas deportivas exclusivas para esta clase de gente.
La posición de Trump recoge muy bien el sentir de los votantes conservadores, que rechazamos de forma contundente la promoción agresiva de la ideología transgénero que están llevando a cabo los demócratas socialistas radicales.
El disparate en torno a los transgéneros está colmando el vaso de la estupidez. Así, esta ideología exige que el gobierno federal prohíba el reconocimiento cívico de que hombres y mujeres son diferentes (pues realmente lo son), alienta a los niños a usar drogas y cirugías para imitar la apariencia del sexo opuesto, y alienta a los hombres a participar en competencias deportivas femeninas.
Trump recoge el sentimiento de la mayoría de la ciudadanía en este tema y está recibiendo aplausos en todos los foros donde expone sus planteamientos. También defiende que el nuevo Congreso republicano que saldrá de las urnas en noviembre debe defender los derechos de los padres. No es la primera vez que Trump se posiciona con valentía en temas problemáticos. Como presidente, se enorgulleció en emitir la primera prohibición del mundo de la teoría crítica de la raza. Joe Biden rescindió esa orden en cuanto los defraudadores lo metieron en la Casa Blanca. Ahora, Trump lleva en su agenda política que los republicanos del Congreso prohíban la teoría crítica de la raza en nuestras escuelas, en nuestro ejército y en cada parte de nuestros gobiernos federal, estatal y local.
Algo que es imprescindible para luchar contra un racismo sistémico institucionalizado que favorece a los negros sobre las demás razas. Trump defiende que, además, los padres y las madres de Estados Unidos puedan vetar a cualquiera que enseñe teorías de género de extrema izquierda a sus hijos en la escuela sin el consentimiento de los padres. Algo que ahora sucede allí donde gobiernan los socialistas demócratas. En otros países, como España, sucede lo mismo. Los socialistas están lavando el cerebro de los niños desde la escuela hasta la universidad. Algo que es muy grave.
No son acusaciones sin fundamento. Hace un par de semanas, la Administración Biden publicó una guía que respalda la terapia hormonal, los bloqueadores de la pubertad y las cirugías de cambio de sexo para niños y jóvenes menores. Una auténtica salvajada. En tiempo en los que se clama "seguir a la ciencia" para imponer restricciones y obligaciones con la excusa del coronavirus, se margina esa misma ciencia y biología para implementar una ideología transgénero dañina.
El Departamento de Justicia de Biden también ha anunciado que castigará a los médicos que se nieguen a realizar procedimientos transgénero irreversibles y muy controvertidos. Es algo inconcebible, que no entra en cabeza humana sana, y que está pasando delante de nuestras narices. ¿Quién hubiera creído hace sólo diez o veinte años que estaríamos hablando de estos temas? Nadie. El socialismo ha hecho bandera de la idiotez. Con su ideología extremista de sexo y género, el Partido Demócrata (y todos los partidos socialistas en cualquier país) están librando una guerra contra la realidad, la ciencia y la biología.
Hay muchas presiones del establishment político y empresarial sobre Trump y el Partido Republicano, incluso de grandes inversores y ejecutivos que participan del movimiento woke (despierto), incluidos los ejecutivos de Apple, Amazon, Facebook, Google, Disney, Adidas, y Nike, entre otros.
Trump ha sido valiente al liderar la corriente de opinión ciudadana que se opone a la ideología transgénero. Las cifras de las encuestas muestran una profunda oposición de los votantes republicanos. Por ejemplo, dos de cada tres estadounidenses dicen que los hombres deberían ser excluidos de las competencias deportivas femeninas, según una encuesta de Public Opinion Strategies.
Este tema está ayudando a Trump y sus candidatos conservadores a ganar el apoyo de muchos hombres y mujeres de tendencia demócrata que están consternados por la pérdida de los espacios privados de las mujeres y los premios públicos a la pequeña minoría de hombres transgénero. Menos del 1% de la población afirma ser transgénero, pero sus beneficios sociales son inmensos.
El problema también está presionando a muchas mujeres que votan por los demócratas para que consideren protestar contra el Partido Demócrata en las próximas elecciones por venir. Y es que no se trata de derecha o izquierda, se trata de sentido común y pura biología.
Por ejemplo, Nancy Hogshead-Makar, atleta, abogada y demócrata que ayuda a dirigir el Grupo de Trabajo de Política Deportiva Femenina, ha afirmado que: "Tiene que haber algunas modificaciones a la Ley de Igualdad, o al Título IX, que preservarán la protección de la segregación sexual y el deporte basado en la ciencia y la biología".
El caso del nadador Lia Thomas, que participó y ganó en una prueba de natación femenina sobre todas las mujeres (lógico, cualquier hombre va a ganar siempre a las mujeres), fue un punto de inflexión para que los medios, los políticos y todos escucharan de los electores argumentos que no habían escuchado antes. La gente reconoce lo que está en juego con el Título IX [leyes sobre deportes femeninos]. Este es el 50 aniversario del Título IX, y hay algunos derechos que deben permanecer basados en el sexo, es decir, en la biología, no en la identidad de género.
Otro caso que clama el cielo es el de Rachel Levine, subsecretario de salud en la Administración Biden, otro transgénero que en realidad es un hombre. Hay una verdad como un templo: cualquiera de los hombres o mujeres que se someten a tratamientos u operaciones transgénero, no dejan de ser lo que biológicamente son. Lo demás son percepciones personales, ciencia ficción o lo que quiera, pero no la realidad.
Ahora, la ideología transgénero respaldada por los demócratas ataca el estatus social y los derechos legales de las mujeres porque subordina sus derechos basados en la biología a derechos novedosos basados en el sentido fugaz de "identidad de género" de cada persona.
El Consejo de Derechos Humanos define la "identidad de género" como sentimientos no medidos, indetectables e indemostrables: "El concepto más íntimo de uno mismo como hombre, mujer, una combinación de ambos o ninguno: cómo se perciben los individuos y cómo se llaman a sí mismos. La identidad de género de uno puede ser igual o diferente a su sexo asignado al nacer".
La defensa de Trump de los derechos de las mujeres y las niñas basados en la biología, como debe ser, es muy diferente de la promoción de la ideología de género de la Administración Biden y de otros gobiernos socialistas que están cometiendo auténticas tropelías en este tema. Germen de problemas mayores para el futuro.
El 31 de marzo pasado, por ejemplo, Biden les dijo a los padres que deberían confiar en las afirmaciones de los adolescentes que dicen que nacieron en el cuerpo equivocado: "Afirmar la identidad [supuestamente transgénero] de su hijo [es] una de las cosas más poderosas que puede hacer para mantenerlo seguro y saludable".
Hay que ser muy idiota para defender esa postura, por decirlo suavemente. Un número creciente de jóvenes que sufren de terapias médicas transgénero no probadas, está "destransicionando" del estado transgénero. Los problemas mentales acaban de empezar.
El Día Internacional de la Visibilidad Transgénero (otra parida inventada por socialistas), la Oficina de Asuntos de Población del Departamento de Salud y Servicios Humanos publicó un documento titulado: "Atención de afirmación de género y jóvenes". El mismo día, la Red Nacional de Estrés Traumático Infantil de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias, otro subconjunto del DHHS, publicó un documento gemelo más detallado titulado: "La atención que afirma el género es atención informada sobre el trauma".
Ambos documentos ofrecen orientación para adolescentes que luchan con sus identidades de género, incluida la "cirugía 'Top': para crear una forma de pecho típica masculina o mejorar los senos"; y "Cirugía 'de abajo': cirugía en los genitales o los órganos reproductivos, feminización facial u otros procedimientos".
"Se ha demostrado que las prácticas médicas y psicosociales de atención médica que afirman el género producen tasas más bajas de resultados adversos de salud mental, aumentan la autoestima y mejoran la calidad de vida general de los jóvenes transgénero y de género diverso", afirma el documento de la OPA de forma insensata e irresponsable porque es mentira de principio a fin.
Otras prácticas que promueven los socialistas incluyen los bloqueadores de la pubertad, que pueden detener el desarrollo, y la terapia hormonal con estrógeno o testosterona. Algo criminal. El documento del NCTSN afirma que tales prácticas no son abuso infantil, probablemente en respuesta a una ley de Texas aprobada el pasado febrero que hace que tales transiciones sean ilegales. Y con toda la razón. Más estados están estudiando y aplicando legislaciones contra las prácticas transgénero. Por ejemplo, Alabama ha prohibido los tratamientos con hormonas para niños menos de edad, incluida la terapia hormonal y los bloqueadores de la pubertad. Otros estados, como Arkansas, han aplicado medidas similares, imponiendo restricciones a los tratamientos transgénero para menores, pero Alabama es el primero en imponer sanciones penales por violar la ley. Además de restringir los tratamientos transgénero para menores, la ley obliga a los estudiantes a usar baños que correspondan con su sexo biológico al nacer. Como debe ser. Otro proyecto de ley en Florida también busca prohibir los tratamientos transgénero y la cirugía para menores. En Florida también se ha prohibido a los profesores de escuelas primarias discutir asuntos de sexo en la escuela, con niños de 5 a 7 años. En Texas, los republicanos darán prioridad a prohibir que los menores transgénero reciban tratamientos médicos de afirmación de género en 2023. Poco a poco la resistencia se va ampliando.
Biden ha indicado que luchará contra las leyes estatales que limitan la competencia de los atletas universitarios transgénero. El tema ha centrado mucha atención ciudadana desde el surgimiento del nadador transgénero de la Universidad de Pennsylvania, Lia Thomas, quien tuvo una carrera dominante en la competencia en equipos de natación femenina.
Una encuesta de Gallup publicada en febrero encontró que alrededor del 0,7% de los estadounidenses de 18 a 24 años (1.400.000) y el 0,5% de los adultos mayores de 65 años se identifican a sí mismos como transgénero. Pues bien, ni aunque fuese un 50% justifica imponer la ideología transgénero y sus prácticas a la sociedad, a cualquier sociedad. Trump y el movimiento MAGA conservador están luchando contra ello y es uno de los temas con el que ganará millones de votos de ciudadanos sensatos.
No es para menos. Los efectos secundarios a largo plazo de estos tratamientos no se conocen por completo y es posible que sus efectos no sean completamente reversibles, según declaran desde la Clínica Mayo.
En resumen, los hombres son hombres y las mujeres son mujeres. Todos los esteroides, tratamientos hormonales y cirugías sexuales, no pueden cambiar este hecho esencial e importante. No importa cuántas píldoras hormonales tomen los transgénero, sus cromosomas son masculinos o femeninos. Es así de simple. ¡Sigue la Ciencia Cromosómica! No tiene pérdida.