Rubén Pinar. Menos arte no se pué tené. Torovalencia.com
Plaza de toros de Valencia. Feria de Fallas. Séptima de abono. Media entrada larga. Toros de Alcurrucén para El Cid, Luque y Rubén Pinar.
Para hincharse a cortar orejas, podría ser un resumen de como ha salido la corrida de los hermanos Lozano. Salió el toro íntegro, pero de plaza de segunda. O de tercera. O de regional preferente. Alguno parecía una raspa de sardina. Hasta protestaron levemente uno, que siendo esto Valencia, ya es decir. Por su comportamiento, quitando el manso sexto, los demás ofrecieron posibilidades al torero. El cuarto, que le tocó en suerte al Cid, le ofreció una embestida franca y noble. Otra de las corridas que se pueden calificar con el maldito término que emboba a todo taurino: toreable. En seis y la novillada, no se recuerda ahora mismo ninguna descabalgadura ni ningún jamelgo exigido en el tercio de varas. El declive es lento pero irreparable.
El cuarto toro de la tarde se le ha ido con las dos orejas al diestro de Salteras. Le ha regalado un puñado de embestidas buenas, con humillación y cierta transmisión. ¿Que qué ha hecho con ellas? Desperdiciarlas. Codillero, sacando el culo para afuera, sin cruzarse, todo muy al hilo del pitón. Todo lo contrario de lo que se le presupone a Manuel Jesús. Posiblemente, el toro de la feria. El sexto le hizo que le bajara un poco la tensión y en su primero anduvo igual de perfilero pero más templadito y relajado ante un animal blandito como el algodón. Con la espada, pincha en todos los sitios, menos donde debe.
Daniel Luque sólo pudo lidiar su primer bicho, pues fue cogido lilamente en las postrimerías de la faena. Se relajó en exceso en un pase de pecho y verificó, de primera mano, la densidad y presión del aire. O sea, que salió volando para acabar en los lomos del animalito. Antes de eso había realizado un trasteo aseado, con algun muletazo suelto estimable y pare usted de contar. Lo mejor, que no hemos visto la luquesina. Pero no hay que sufrir, que en la encerrona nos vamos a hartar.
De Pinar preferiría no hablar jamás en este blog, pero me va a ser imposible. La razón: se va a hartar de torear en todas las ferias mientras otros, que a diferencia del albaceteño, saben torear, van a verlo desde sus casas. Es el torero 2.0, el que hará grande la nueva Fiesta que está por llegar. La que eliminará la verónica para implantar la chicuelina o el recorte de salida; la que acabará con la suerte de varas; la que en quites exigirá dar ocho chicuelinas, dos medias, una revolera y una larga cambiada; en la que habrá que llevar muleta chiquitita no para torear con más gusto, sino para esquivar los enganchones y la que atormentará nuestras almas mientras nos acordemos del Viti, Emilio Muñoz o Antoñete. Oreja a lo César Jiménez.
Ya puestos a maquinar, ¿cuantas orejas cortarían en corridas así Antoñete, el Viti, Paco Camino o Antonio Ordoñez? ¿se llevaría alguna puesta algun toro al desolladero?
Mañana, empacho de artistas: Juan Pedro Domecq, Aparicio, Morante y Cayetano. Si es que queda algo del camión cargado con trece toros que ha traído el del Palacio del Toro Artista desde Sevilla.