Revista Asia

¿Dónde hemos llegado?

Por Amoreno

Un supermercado de Tokio muestra los niveles de radiación de los productos
The Asahi Shimbun, 24 de Octubre de 2011


En lugar de informar de la fibra dietética y las calorías, un minorista en Tokio ha decidido informar de los niveles de cesio radiactivo junto al precio de sus frutas y verduras. El propósito, aliviar cualquier preocupación de los consumidores acerca de la contaminación radiactiva en los alimentos.
Un dispositivo medidor de radiación instalado en el supermercado permite detectar la cantidad de yodo radiactivo y cesio presente en cualquier producto, los niveles se muestran junto al precio del producto en la etiqueta de cada estante. El dispositivo puede detectar niveles de radiación de al menos 10 becquerelios por kilogramo.
¿A dónde hemos llegado?
En la imagen se muestra la etiqueta de la pera nashi con el precio y los niveles de radiación, 10 ベクレル (10 bequerelios)
Kunihiko Takeda, profesor de ingeniería en la Universidad de Chubu, dijo que mostrar el nivel de radiación es bueno tanto para el consumidor y el minorista. "Decir simplemente que 'es seguro' sólo contribuye a crear un sentimiento de desconfianza", dijo Takeda. "Si se proporciona la información los consumidores pueden comprar artículos incluso de Fukushima (Prefectura) después estar convencidos. Esto también beneficia a los productores."
Un ama de casa de 37 años que compró unas uvas en las que se detectaron 22 becquerelios de cesio dijo, "Tengo más confianza porque han llevado a cabo mediciones y muestran los resultados."
El supermercado tiene un rincón destacado donde pone a la venta productos de la prefectura de Fukushima. Los estantes ofrecen 22 tipos de frutas y verduras cultivados por agricultores de Fukushima, también pone a la venta arroz recogido con anterioridad al terremoto del 11 de Marzo.
Debido a que muchos consumidores empezaron a evitar las verduras provenientes de la prefectura de Fukushima tras el accidente nuclear de la central de Fukushima Dai-ichi, los responsables del supermercado decidieron ayudar a los agricultores vendiendo sus productos mostrando al mismo tiempo los niveles de radiación.
Los clientes del supermercado disponen de una lista de los estándares de radiación establecidos por distintas naciones. La lista incluye las cifras de Ucrania, país que establece unos niveles mucho más estrictos que los de Japón tras el accidente de Chernobil en 1986. Por ejemplo, mientras que el nivel de radiación de las frutas y verduras en Japón es de 500 becquerelios por kilogramo, en Ucrania, el nivel es de 40 becquerelios para los vegetales y 70 becquerelios para las frutas.
Los directivos del supermercado están considerando la opción de separar los productos en dos secciones: "dentro de los estándares de Ucrania" y "dentro de los estándares de Japón" en caso de que alguno de los productos supere los niveles de Ucrania. Uno de los directivos de la compañía dijo: "Aunque al final sea el consumidor el que tome la decisión, es necesario dar toda la información y ofrecer alternativas a los clientes".
La mayoría de los supermercados (en Japón) no muestran los resultados de las pruebas de radiación o establecen sus propios estándares en base a que cualquier producto cuyos niveles de cesio radiactivo sean inferiores a los establecidos por el gobierno (500 becquerelios por kilogramo) es seguro.
Por el contrario, algunas compañías que ofrecen productos directamente a los consumidores están estableciendo sus propios estándares porque los clientes tienden a mostrar un mayor interés por la seguridad de los alimentos. Por ejemplo, Radishboya Co. ofrece productos orgánicos a sus clientes y estableció a partir de septiembre sus propios estándares, que son una décima parte de los del gobierno. Otra empresa de mensajería, Pal System Co., ha establecido a partir de octubre sus propios estándares también, que son una quinta parte de los estándares del gobierno. Cualquier producto que supere sus propios estándares no será entregado.

¿A dónde hemos llegado?


Hace unos meses era un chiste gráfico, hoy es una realidad. ¿A dónde hemos llegado?


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