Pero cuando se es celíaca desde que empezaste a tomar papillas todo cambia. La actualidad de algunos no llega ni a curiosidad para nosotros (en lo que a términos gastronómicos se refiere, puesto que las repercusiones en los trabajadores de Panrico sí preocupan).Te sientes más bien insensible, crees incluso que tu capacidad de emoción se ha esfumado. La experiencia gastronómica no se ha dado y la unión sentimental con ese producto no existe. Aunque miento, mi despego no es totalmente inocente. Durante unas pruebas de provocación (un proceso en el que debes comer con gluten durante un tiempo para ver si sigues siendo celíaca), lo primero que comí fue un Bollycao, y también de las última cosas que tomé antes de que se acabara el periodo de prueba. En ese tiempo me puse tan mala que, de forma inconsciente o no, una de las cosas que acabé por aborrecer fue ese ¿inocente? bollo.El odio se ha disipado con el tiempo y por supuesto no me alegro de la situación por la que pasan ahora tanto la empresa como sus fieles consumidores. Pero será una buena ocasión para asistir al acontecimiento como observador externo, ¿imparcia?: ante la indignación de muchos, el desconsuelo de otro tantos, el ansia por hacerse con el último Donuts o Bollycao de la estantería...A pesar del revuelo, para calma de los más exaltados, creo que ha sido una buena estrategia para reclamar pagas atrasadas: Huelga de Donuts y Bollycaos, ¿¿cómo no se nos había ocurrido antes?? Confío en que el conflicto en Panrico se resuelva para la satisfacción de los trabajadores así como de los adictos a estos bollos, aunque no sé de quién me daría más miedo la reacción, de no solucionarse.
