Una receta sencilla, delicada, típica de la costa de la Liguria, en Italia, orientada a exaltar por todo lo alto a la estrella del plato: El pescado. Un plato ligero, apto incluso para personas que están a dieta, pero especialmente dedicado a los que nos gusta disfrutar del pescado sin disfrazar. Porque con 4 tomatitos, un diente de ajo y 2 tonterías más no necesitas más para cocinar un pescado a la grande!
El otro día tuve la suerte de que cayera en mis manos una dorada salvaje y decidí prepararla de este modo, pero en su lugar, una lubina o una merlucita estarían también riquísimas.
No suelo preparar muchas recetas de pescado para el blog, porque como más lo disfruto es a la plancha o en maneras sencillas y universales, que todo el mundo conoce. Debo también admitir que tengo un respeto al pescado, que no tengo por otros tipos de producto: Si no me queda perfecto, me pongo de muy mal humor y me siento terriblemente culpable.
Supongo que viene del hecho que, de pequeña y por tradición familiar, unas buenas gambas, un rape o unos almejotes gallegos eran la verdadera comida de domingo, la de celebración. No comíamos a menudo, porque mi padre sólo compraba/compra material de mucha calidad y, claro, costaba un pastón y somos familia numerosa. Pero bueno, voy a solucionarlo y tengo ya unas cuantas recetas de pescado que os colgaré, a cuál más rica.
Por cierto, a vosotros/as os gusta también el pescado a la plancha o a la brasa, con lo mínimo, o lo preferís en platos más elaborados?
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