Mientras lo consigue puede que la persona se encuentre con menos capacidad intelectual, más ansiosa o irritable. Se sabe que la privación severa de sueño puede precipitar ataques epilépticos, alucinaciones y aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes. De hecho seguro que habéis experimentado unas ganas compulsivas por comer dulce después de trasnochar.
Por otro lado más que las horas de sueño lo que importa es la calidad. De poco sirve estar pocas horas en la cama si tenemos un sueño superficial y entrecortado, lo saludable es que sea profundo y sin interrupciones.
Detrás de los problemas de sueños suele existir una causa que está generando esa intranquilidad, pero muchas veces lo que hacemos es aguantar por razones que son aparentemente prioritarias en nuestra vida. Ponemos parches y resistimos hasta las próximas vacaciones, y con ello, en general, corremos el riesgo de generar un problema agrandado a largo plazo y de mas difícil solución.
En lugar de temer la hora de irse a dormir o complicar este hábito poniendo parches, ¿querrías tomar la determinación de parar para buscar las causas y atajarlas?
Trabajar con tu mente y descubrir las respuestas a lo que te preocupa te puede facilitar el cambio de patrones de pensamiento, desmontar las ideas que te atormentan y llevarte a tomar nuevas perspectivas de tus problemas, pueden animarte hacia la toma de acciones diferentes que te lleven a situaciones que te permitan descansar de nuevo.
Un coach de salud, puede ayudarte a dar el primer paso para poner a punto de tu reloj biológico.¿A qué esperas?