Revista Deportes

Dos cromos repetidos

Por Antoniodiaz
¿Quién es El Juli y quién es Pinar?
Dos cromos repetidos
Dos cromos repetidos
Solución: tenemos que esperar a los resultados de las pruebas de ADN.

Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Decimocuarta de feria. Tres cuartos de plaza. Toros de Alcurrucén para Curro Díaz, Matías Tejela y Rubén Pinar.
Toros, lo que se dicen toros, no ha saltado ninguno al ruedo de la Maestranza esta tarde. Hubo alguno que se le pareció, ya saben, en eso de tener dos cuernos, dos orejas, un rabo, pelajes distintos al negro, buenas hechuras y todo eso que compone lo que los taurinos llaman un toro bonito. En este caso el adjetivo calificativo bonito es sinónimo de gatuno. Mansos descastados, varios antes de rajarse regalaron unas cuentas embestidas que mal que bien aprovecharon hasta cierto punto. El tercero, manso durante toda la lidia, se dejó mancillar con la muleta. En general, otro punto negro para el empresario que compra esta basura y el presidente que lo tolera.
Se esperaba, o yo por lo menos, un triunfo sincero de Curro Díaz, uno de esos toreros que son capaces de aunar el mal llamado arte con la emoción en una misma obra. Ha demostrado varias veces que es capaz de hacerlo, sin tener que echar mano a números baratos de arcanista del tiempo. Primero torero, y después, si se puede, artista. A su primero, un torete impresentable, que no tardó en rajarse, le dió un puñado de muletazos sueltos, con empaque, sin encontrar respuesta en el público. Si los cuatro detalles del linarense, tampoco conviene exagerar ya que no fueron más, los hubiera realizado el niño de Manzanares la plaza de pone boca abajo hablando de la bragueta que tienen los artistas para enfrentarse al manso incierto. Pero es Curro Díaz, que a estas alturas de la película, igual que a Fundi, Urdiales, Rafaelillo, José Luis Moreno y algun otro, tiene que saber que no le van a regalar nada. Es más, le tocará luchar contra vientos, mareas y tramas supercamorristas para que no le roben más de lo debido y necesario. Es el destino del torero sobrio. El cuarto no le dió opción, por mucho que se empeñen en decir lo contrario algunos gacetilleros que llevan quince días con la incapacidad permanente, que debería de remunerarles Zapatero, para ser críticos con algún torero. Y hoy, les da por poner la mansada y bazofia de corrida por las nubes. El día de los mulos de Gavira, tan descastados como estos, todo fueron flores para Morante, el hombre del tiempo. Será por eso que ha vuelto a salir el sol.
Tejela tampoco tuvo demasiadas opciones con el lote, mas hay que sumar en su debe los mismos errores de siempre: toreo periférico, pico y muleta retrasada. Así no se puede torear ni a una monja, por bendita y huérfana que sea. Otro de los que son incapaces de salir del sistema de siempre: dos, tres tandas con la derecha; me la cambio a la zurda: una para justificarme; dos si el animal es un dulce relleno de nobleza; tres si a la gente se le va la cabeza y por lo que sea, soy capaz de formar hoy un sindiós. Y vaya si son capaces de liarlo, uno cada cuatro o cinco años, si hay suerte. Pero hoy no tocaba.
Rubén Pinar es la mejor falsificación, realizada por un genio de la misma como Santiago Martín, que existe hoy día de El Juli. Es emotivo ver como los que vienen arreando por detrás aprenden de sus ídolos. Se te estremece el cuerpo al ver a ese Pinar descargando la suerte, abriendo el compás y llevándolos tan lejos del cuerpo, allí donde si te tiran una cornada no hay peligro, y además, sale bonito el derrote en la foto. Mañana, cualquiera que abra el periódico y vea que ha dado una vuelta al ruedo después de siete descabellos pensará que ha toreado como Antoñete con el toro blanco. En el sexto, que no valía nada, hizo una faena de pueblo, sacó toda la artillería en la solanera, que supo agradecérselo con una des-merecida ovación que no merecía su des-toreo.

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