Se ha enganchado a una nueva serie. Ella es así. Se trata de Forever. No, no es una serie de amor. O sí. Porque al fin y al cabo, ¿no trata la vida de eso, todo el tiempo? En realidad es una serie norteamericana que narra las peripecias del Dr. Morgan, un médico de Nueva York inmortal. Una mezcla entre El mentalista, Castle, Dexter, Bones y Los inmortales en el que su prota, que luce unos imponentes 35 desde hace 200 años, se dedica a investigar los asesinatos de la ciudad para averiguar más cosas sobre la inmortalidad. ¿Qué haría ustedes si pudieran vivir para siempre? Qué pereza, oigan.
Con todo, los diálogos le hicieron pensar. Ioan Gruffud, quien da vida al doc inmortal, habla con un Judd Hirsch anticuario, un septuagenario que fue adoptado por el doctor al término de la II Guerra Mundial. El médico, hastiado, le dice que quiere sentir cosas, que quiere descansar. Y el anticuario con sorna le espeta si desea sus achaques, su próstata y su cansancio.
De un modo u otro todos somos el Dr. Morgan. Tenemos dos edades. La que todos ven. Y la edad interior. ¿Cuál es la suya?
“Una vez hablé con un director de banco de 50 años que me confesó que su edad real era de 19”, nos dice Martin Lindström, el célebre autor de Buyology. Y es así. Y la Publicidad lo sabe. No es que ésta anime a los hombres, en plena crisis de los 40, a cometer excentricidades. Es que las marcas les ofrecen la posibilidad de cubrir el gap entre sus dos edades. La física y la real.
No importa la edad que usted cumpla, siempre estará sorprendido al contar las velas del pastel, de que todo vaya tan rápido. Recientemente su madre ha cumplido años y anda algo cabizbaja. A sus 16, atraviesa la típica crisis de los 80. A veces, manejar el gap es difícil. A diferencia del Dr. Morgan, tenemos solución.