Vamos a contar verdades. Aunque escuezan un poco. Que grande es esto del amor dicen, pero claro está, para unos más que para otros, en eso tan complicaod que es la relación de pareja (no metamos a terceros porque complicariamos un tanto la cosa). Pareja de dos con o sin compromiso, novios o como quieran autodefinirse, dos que viven bajo un mismo techo o no, con o sin papeles, casados tal vez, y de estar casados por el rito que sea.
Mi experiencia sumada a lo que veo, me cuentan o simplente percibo, es que en esto del amor, como si fuera una obra de teatro, hay un claro reparto de papeles. Dos en el escenario. El amante y el amado. No se elige. Simplemente se es. A mi en la función de Navidad del colegio casi siempre me tocaba ser pastora. Nunca fui la Virgen, el papel estelar para cualquier niña de seis u ocho años, lo que yo deseaba. Y en esto del amor pasa lo mismo.
Unos quieren y otros se dejan querer. Unos aman y otros son amados.Puede que si tienes suerte desempeñes los dos papeles en un singular equilibrio, pero por lo que observo y he vivido te sentirás mejor en la piel de uno de los dos y en cualquier caso es muy difícil que te metas en ambos con la misma intensidad.
Lo gracioso es que conozco parejas que con este reparto de roles funcionan a la perfección. El amado está encantado de serlo y el amante se entrega a su función con devoción. Tanto uno como otro conocen su condición y son felices, o aparentemente felices.
Lo fácil es dejarse querer. Porque lo de querer al otro siempre supone un mayor esfuerzo, y es mucho más arriesgado. Hay mucho más que perder. Y lo primero es relativamente fácil. Aunque a la larga el amado puede cansarse de ser pasivo y buscar otro teatro en el que hacer de amante. Y lo mismo puede ocurrirle a este último, hastiado de poner energía en algo que no le compensa y le vuelve vulnerable. También hay casos excepcionales de amantes amados y de amados amantes en perfecta simbiosis, pero son los menos. Sin duda mis favoritos.
Al fnal esto del amor es una cuestión de física y de química. En este caso de física, de un frágil equilibrio de fuerzas. Seas lo que seas, juegues a lo que juegues, siempre que te haga sentir bien lo importante es participar. Y si no te llena, simplemente… ¡cambia de escenario!.