Nos dijeron que había una “crisis económica”. Era mentira. Fue un invento de los “mercados” para enriquecer a una minoría, aburrida de ganar “poco”. No era crisis, era una estafa.
Hablaron de las “subprime” y de quiebras piramidales de bancos, cuando lo que querían era esconder el inmenso gasto de la guerra de Irak y el boom artificial de ganancias de las empresas de armamento. Explotaron burbujas insostenibles y millones de ciudadanos de países pobres sufrieron el exilio y el hambre.
Nunca se ha generado mayor desigualdad en el mundo. Nunca los ricos han sido tan ricos y los pobres tan pobres. Millones de personas han perdido sus empleos y la capacidad adquisitiva de sus salarios en el mundo para cumplir los designios, diseñados en moqueta, en las cuentas y en los despachos de una élite mundial.
Millones de trabajadores de todo el mundo han visto recortados sus derechos laborales, adquiridos en una lucha de siglos por una falsa crisis, diseñada y ejecutada como una estafa planetaria.
Ahora, visto el éxito obtenido, vuelven con el pretexto del “terrorismo”, que ellos han creado, alimentado y financiado, a plantear una reducción de las libertades a escala mundial, a convertir las ciudades y los países en “estados de sitio”, dominados por las metralletas, la policía y los ejércitos, en un clima belicista, soportado por una propaganda mediática, comprada, amordazada y financiada a su medida.
En unos días, por ejemplo, las libertades de los franceses han retrocedido siglos, el gobierno belga ha hecho el más espantoso de los ridículos, acantonando con tanques las calles, cerrando escuelas y metros. Con el siguiente resultado: un juez ha puesto en inmediata libertad a 19 de los 20 detenidos en un bochornoso estado de excepción.
Contrariamente al mensaje que se da en televisiones y prensa, el gran peligro para la libertad, no son sus “fabricados” terroristas de importación, inventados por sus servicios secretos, el gran peligro son los gobiernos, la derecha recalcitrante atrinllerada en sus múltiples negocios corruptos despojando a las constituciones de sus garantías y a los ciudadanos de sus derechos y libertades.
Han diseñado un mundo sin otra razón que el negocio especulativo y la voz de las bombas y los cañones matando inocentes.
Lógicamente, todos estamos en grave peligro.
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