En mi búsqueda diaria de alguna noticia peculiar me llamó la atención una fotografía que ya de por sí destacaba por encima del texto. En ella aparecía una abogada, vestida de toga y miriñaques, y a su lado un individuo calvo, con los dedos índices juntos, los ojos cerrados y en clara situación de meditación. Sin llegar a la lectura del artículo ya me hice una composición de lugar, me imaginé que de alguna forma el meditabundo intentaba transmitir conocimiento, serenidad o cualquier otro tipo de pensamiento a la letrada. Imaginé varias variantes más que no son narrables y muchos menos para un medio tan prestigioso como este.
La lectura del artículo fue fundamental para el siguiente paso, se trataba del “falso monje Shaolin” y en ella indicaba que se había declarado culpable en el juicio de todo salvo de ensañamiento, algo muy razonable. Pero llamaba la atención que el denominado “falso monje Shaolin” continuaba, pese a ser descubierto, con su papel. De alguna forma ese papel “inventado” le había devorado como personaje y ahora mismo no se imaginaba ser de otra forma.
Todo comenzó a caer cuando tras un crimen bastante bestia se descubrió que ni era monje, ni shaolin ni tampoco era campeón de España de Kung Fu, como aseguraba, ni nada parecido. Es más, para los entendidos, siempre fue un timador con buenos movimientos de karate y poco más. Aún así y cuando su prestigio estaba ya por los suelos siguió siendo fiel a su propio personaje autoconstruido.
Me imaginé en plena investigación del personaje que había adoptado esa personalidad debido a la gran influencia de aquella serie “Kung Fu” que nos hablaba del pequeño saltamontes y que dio vida David Carradine. Tal vez en algún universo paralelo lo que había sido un posible juego infantil de hacer de monje Shaolin para otro muchacho se convirtió en su razón de ser. No es tan raro, otros se visten de Darth Vader o de Han Solo o son entusiastas de las tortugas Ninja o coleccionan playmobils, lo que sí tiene su aquel es construirte por tus propios medios un universo paralelo tan espectacular.
Investigando al personaje y obviando el crimen, no todo va a ser sangriento, me encontré con unos artículos que fueron los que terminaron de completar el cuadro. En un artículo publicado en el diario El país con fecha 24/10/14 aparecían frases como la que encabeza este pequeño artículo y que no pueden ser más descriptivas. Le acompañaban otras que evidenciaban la calidad del personaje y también del periodista, que de juntar letras tenía lo suyo:
En los días posteriores, el autoproclamado fundador del monasterio budista Océano de la Tranquilidad continuó impartiendo clases a sus prosélitos
Ya descubrimos que tiene un monasterio budista en pleno Bilbao, nada menos, y que tiene “prosélitos”, ¡leche!, pero no era sólo un “falso monje shaolin”, no será que a partir de ahora puede haber toda una comunidad falsa shaolin en el centro del mismo Bilbao.
Atestigua una testigo y prosélito del monasterio:
A Ana no le importaba que su guía le llamara “puta”. Ni que quisiera practicar con ella los más abyectos juegos sexuales. Ni que se acostara con Begoña, con Ekaterina o con otras. Ni que la obligara a vestirse de monja o de enfermera
Evidentemente aquí hay mucha más materia de lo que pudiera parecer en un primer momento, ¿o no?
Me pregunto, espero que ustedes también, ¿a qué se referiría la prosélito con eso de “los más abyectos juegos sexuales”? Por lo pronto hay una capa de morbo que es imposible de desentrañar.
Luego el periodista se centra en los hechos en sí y nos muestra de manera muy vívida partes de lo ocurrido:
Cuando entraron los agentes, encontraron al guerrero budista fuera de sí, con el torso desnudo y las manos ensangrentadas
Ya hay un “guerrero budista” ensangrentado. Por dios, este periodista vio antes de escribir esto Kill Bill o Karate a muerte en Bangkok. Por cierto, queda claro que desde la prensa se puede hacer buena literatura. Sigamos:
Nadie sabe qué extraño cortocircuito se produjo en las neuronas del presunto homicida para inducirle a semejante carnicería. Nadie ha logrado entrar en los arcanos de su mente. Se niega a ser sometido a examen psiquiátrico
Si antes habíamos echado mano de la mítica ahora lo reducimos todo a fuerzas arcanas, indudablemente fuera de control.
Por último y para completar la psicología del personaje y del periodista son las propias declaraciones del protagonista de esta historia:
“Al darme cuenta de que estaba muerta, intenté deshacerme de ella. Tuve flashes en la percepción. Se mezclaba la realidad con pérdidas de control. Como me pasa desde hace cuatro años”
Matrix o realidad. La pastilla azul o la roja, indudablemente la azul.
Por último y para que quede claro que este artículo es totalmente parcial y no busca nada más que un acercamiento a un personaje que parecía devorado por su propia invención y que fue exaltado por un tipo de periodismo que ha caído en desuso pero que todavía tiene admiradores, sin duda me apunto a ello.
Adjunto un artículo, mucho más mesurado y de menor enjundia editorial que ayudará a los lectores a situar al personaje y el porqué de su elevada exposición pública.
El deterioro físico de Aguilar arranca del año 2004. Parece que sus mejores años, a partir de su viaje a China en 1994, han pasado. En el año 2000 le entrevistó Eduard Punset para el programa Redes, se promocionó en vídeos y revistas y aparecía de vez en cuando en televisión como autoridad en la materia. En una entrevista de 2004 en Telemadrid con el ahora escritor Javier Sierra, manifiesta: “He dejado la parte marcial y la parte física”. Su mujer, con la que ha tenido dos hijos, se separa de él (“después de vivir con él una vida de pesadilla”, manifiesta un exalumno), rompe con mucha gente, entra en una nueva vía de contradictoria espiritualidad, sin dejar de lado seguir ganando dinero. Su carácter es cada vez más insoportable. Dice que es capaz de controlar su energía. Se sitúa en una escala superior. Se sitúa cerca de Buda.
El país 9/06/13
Sergio Torrijos