Si ha habido un drama que yo haya esperado con ansias (más que el del gumiho), era este. Seo Ye Ji me parece una actriz muy mala, pero hacía tanto tiempo que Kim Soo Hyun no hacía un drama, que me moría de ganas de verlo. Ya sabéis, el último había sido The Producers en 2015, seguido del desastre de película que fue Real y luego el servicio militar, los cameos que hizo en varios dramas el año pasado… pero cinco años sin Kim Soo Hyun me parecían demasiados. Así que sí, me moría de ganas de verla. Y los teaser que iban lanzando en Instagram me habían enganchado completamente.
Craso error.
Sé bien que cuando una serie tiene notas muy altas en todos los lugares donde puedas puntuar, nunca va a estar a la altura.
Decía que Seo Ye Ji me parece una mala actriz y sé bien de lo que hablo. Este no era el primer o segundo drama en el que la veía. Pero el papel que interpretaba le iba tan bien, que casi daba el pego. De hecho, la estética es tan impresionante, que te olvidas un poco de que no transmite nada. De hecho, su personaje no necesita transmitir sentimientos. Es lo bueno que tiene.
¿Por qué abandoné esta serie? Pues porque no podía con tanta tomadura de pelo. Estaban intentando venderme algo que yo jamás compraría. Y no, no soy la única que ha visto lo que os voy a contar. Y no, no tengo una visión negativa del mundo.
Os voy a contar algo antes de ponerme a hablar de la serie. Llegué hasta el capítulo 8 con un gran esfuerzo y le dije a una amiga que no la viese, que no merecía la pena. Incluso la hice partícipe de mis enfados y frustraciones, pero ella se había enamorado de los vídeos que veía en Youtube y por más que le decía que solo le mostraban las series de forma sesgada, no me hizo caso. No fue capaz de pasar del quinto capítulo y tuvo que darme la razón. Es un horror. De hecho, si un hombre hiciese la cuarta parte de lo que hace la protagonista en una serie, denunciarían el drama sin dudar. Los coreanos han denunciado este drama, sí, pero los occidentales los llamaban locos. No, locos los que no fueron capaces de ver lo que nos estaban vendiendo.
Seo Ye Ji interpreta a Ko Moon Young, una escritora de cuentos infantiles muy exitosa. Un ídolo, casi. Con una estética impresionante, casi gótica, brilla allá donde va, pero la gente le tiene miedo y con razón. Hace y dice lo que le da la real gana, roba lo que quiere porque si es bonito tiene que tenerlo. Trata a todos con una falta de respeto tal, que me cuesta creer que en muchos lugares hablen de ella como una mujer empoderada. No señor, no lo es. Es una mujer que adopta actitudes masculinas y que hace uso y abuso de su poder porque hay alguien que va detrás limpiando sus desastres. Una mujer empoderada no es un hombre con faldas. A ver si vamos entendiendo ya los conceptos. Por muy fascinante que resulte ver a una protagonista haciendo cosas que no hacen otras, eso no convierte sus acciones en algo bueno ni en un gesto de empoderamiento. Que ya está bien de torcer las cosas, narices. ¿Qué hay de empoderamiento en sus acciones? Que alguien me lo diga. ¿Que hace lo que quiere? No, eso la convierte en una persona desprovista de toda empatía y educación. Incluso los empleados de la editorial esconden los objetos punzantes de ella cuando la ven aparecer, por Dios. ¿Eso es ser una mujer guay y empoderada? ¿Que tus subordinados te teman?
Ko Moon Young es una de esas personas a las que no les importa utilizar a quien sea para conseguir lo que quiere. Da igual si es un enfermo mental o un niño, ella hará lo que le dé la gana sin importarle un pimiento si lastima a quien ha utilizado.
En una lectura de libros en un hospital, un padre con un brote psicótico intenta matar a su hija, una niña pequeña. Y aquí ya vi yo por dónde irían los tiros. Antes de que Moon Young hiciese nada, ya sabía que nos iban a vender un trauma infantil usando a la niña. A veces los guionistas coreanos son tan obvios que me hacen pensar que consideran a los espectadores idiotas.
Bien, esto llevará a un «primer» encuentro entre Moon Young y Moon Gang Tae (Kim Soo Hyun), un enfermero en el ala psiquiátrica del hospital. Ella trata de matar al padre de la niña con un cuchillo que robó de un restaurante en el que asustó a otra niña y Gang Tae intercepta el cuchillo con una mano. Él la reconoce de su infancia, pero ella no. A causa de ese incidente, Gang Tae es despedido.
Entre vueltas y vueltas, se encuentran varias veces y en una de ellas Moon Young hace una declaración de intenciones: «lo quiero porque es bonito». Ya está. Ese es su único interés. Y, para conseguirlo, no dudará en acosarlo sexualmente, perseguirlo hasta su nuevo lugar de trabajo, acecharlo, acosarlo más, manipular a los enfermos del hospital psiquiátrico donde trabaja y al hermano autista de Gang Tae. Desde luego, Oh Jung Se fue el mejor actor del drama. Interpretar a alguien autista no debe ser fácil.
La forma en la que usa a Moon Sang Tae para que Gang Tae vaya a vivir en su casa, es terrible. Lo engaña para llevarlo a su casa, lo emborracha y le hace firmar un contrato que lo ancla a su casa mientras dure su trabajo como ilustrador de sus cuentos. Sang Tae es su fan, es alguien en una situación de vulnerabilidad que ansía ayudar a su hermano porque se sabe una carga, pues lo ha cuidado desde niño a pesar de ser él el mayor. Lo sabe, le duele y quiere cuidarlo por una vez.
Sang Tae arrastra un trauma, pues vio quién asesinó a su madre. Y habría que ser muy idiota para no ver de lejos quién es el asesino. Eso los obliga a mudarse una vez al año, cuando llega la fecha del asesinato.
Me parece terrible lo que Moon Young hace con los hermanos. La forma en la que manipula a Sang Tae para que ataque a su hermano para, de ese modo, hacerle ver a Gang Tae que su hermano le dará la espalda como hizo una vez en la infancia. Usa las debilidades de los demás para lastimarlos y conseguir de ese modo que hagan lo que ella quiere. Los guionistas lo envuelven todo con un papel de color rosa al hacer ver que todos los problemas se resuelven gracias a su intervención. ¿Que alguien tiene un trauma? Pues lo enfrenta a lo bestia con él y ya está, ya se le ha pasado todo. Lo hace con los pacientes del hospital psiquiátrico, con Sang Tae y con Gang Tae.
Es egoísta, manipuladora y perversa, pero regalan un trauma por ahí y ya tenemos resuelto todo, ya justificamos todo y damos a entender que con amor y personas como esta, se nos pasan todos los males.
Me parece terrible la forma en la que se tratan las enfermedades mentales, haciendo ver que un trauma se pasa como nada, con unas palmaditas en la espalda. Que el carácter de una persona cambia porque ama y es amada. No, señores, lo que arrastras lo arrastras toda la vida y sí, con tratamiento y amor se pueden sanar las heridas, pero no desaparece jamás.
Y alguien me dirá: ¡pero si es una serie!
Y yo responderé: pues que lo hagan bien.
It’s Ok, That’s Love, por ejemplo, se trata el tema de las enfermedades mentales y los traumas con muchísima seriedad y consideración a pesar de ser una serie ligera. En ningún momento he sido capaz de reprocharle nada a este drama en las tres ocasiones en las que lo he visto. Sin embargo, It’s Okay to Not Be Okay es un despropósito absoluto donde se nos intenta convencer de que el acoso y la manipulación están bien si estás un poquito mal de la cabeza. Pero Moon Young no lo está. Es muy cuerda, sabe perfectamente que sus acciones perjudican a otros, pero le da igual siempre que consiga lo que quiere.
Y no, no puedo creerme que Gang Tae, que ha cargado toda su vida con un hermano autista tenga los bemoles de echarse a la espalda una carga más. No me creo el romance. No me creo nada. Ha sido forzado a entrar en la casa de Moon Young porque esta ha usado a su hermano para obligarlo.
Y no. Por ahí no paso. No me creo que alguien que se ve en esa situación cuide de la otra persona y se enamore de ella. Es imposible.
En fin, que ha sido una decepción terrible. Y me ha dado pena, porque intenté pasar por todo eso y disfrutar de la serie, pero cada vez iba a peor y no pude.
Lo que me da mucha pena es que tanta gente haya visto en este drama la serie más romántica del año. No es romance, es acoso y sometimiento. Es una mujer que usa el poder y el dinero que tiene para someter a dos personas en una situación de vulnerabilidad económica y emocional.
Ahí no hay romance, señores. Ahí hay necesidad, hay sometimiento, hay dependencia. ¿Amor? No lo he visto por ninguna parte.