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Dramas abandonados: Poisoned Love

Publicado el 27 octubre 2020 por Itkdev77
Dramas abandonados: Poisoned Love

La verdad es que no recuerdo un año en el que hubiese abandonado tantos dramas en menos de doce meses. Es verdad que siempre hay uno o dos al año que no te acaban de convencer y los dejas, mientras que hay otros que los ves aunque no sean lo que esperabas. Sin embargo, este año no consigo conectar con las series que se están emitiendo. Bueno, con algunas sí, pero pocas.

Poisoned Love, al igual que muchas otras series, prometía. Sabía que no me iba a encontrar con una joya, pero la historia prometía. Traumas, romance… vamos, el cóctel perfecto para tener una trama resultona. Pero lo estropearon en los primeros capítulos. Podía perdonar los clichés y, aunque me costaba soportar la actitud maleducada y desconsiderada de la protagonista, estaba haciendo un esfuerzo por no dejarla. De hecho, llegué hasta el capítulo 7, pero no fui capaz de superar lo del ganso. Lo siento.

En primer lugar, se supone que la protagonista es un genio del doblaje. Tiene una voz maravillosa y todas esas cosas. Pero en realidad no es así. Tiene una voz que no destaca por nada ni cuando finge doblar algo. Nada en absoluto. En ocasiones es incluso molesta. En segundo lugar, la enfermedad y la cura me parecieron muy forzadas. Y, en tercer lugar, no hay persona en el mundo con la paciencia del protagonista masculino.

Pero os pongo en situación:

Fang Yan (Ma De Ya) es una chica que hace trabajos esporádicos como actriz de doblaje (la segunda serie que veo con ese tema este año). Asiste a un casting y una de las juezas pone, a propósito, una escena de terror. ¿Por qué? Todavía no nos lo han explicado. El caso es que, cuando ve cosas que la asustan, entra en una especie de trance similar al sonambulismo que dura horas. Muchas horas.

Un día, da la casualidad que Shi Meng (Ao Rui Peng) la salva de arrearse un buen tortazo mientras está en trance y… ¡oh, milagro! Ese trance dura un suspiro. El problema es que ella cree que quien la ha salvado es Shi Yi (Luo Zheng), una megaestrella a la que ella admira y que, además, es hermano de Shi Meng. Entre ellos hay una relación tensa, aunque no sabemos bien por qué. Bueno, lo intuyo, pero no nos lo dicen. El psiquiatra de Fang Yan le dice que, para curar su enfermedad, debe pegarse como una lapa a esa persona y… bueno, no, le dice que debe enamorarse de alguien y que ese alguien será la solución a todos sus problemas. Si mi psiquiatra me dice algo así, le digo que se vaya al cuerno y no vuelvo a pisar su consulta. Pero ella lo cree a pies juntillas porque es así de lerda, así que intenta pegarse a Shi Yi. Lo que pasa es que él cree que es una fan loca.

Shi Meng quiere contratarla a toda costa para que doble su película (si hubiese contratado a una gallina tendría mejor voz) y propicia un encuentro entre ella y Shi Yi durante la fiesta de cumpleaños de su madre. Esta decide que ella debe ser la futura esposa de su hijo mayor y la lía parda, porque se la mete en casa como asistenta. Y ahí empieza el despiporre y, si ya no me agradaba el personaje femenino, acabó por rematarlo.

A ver, esto pasa en China y en cualquier lugar del mundo: si vas a trabajar como interna a una casa, tu lugar de trabajo NO ES tu casa. No puedes hacer lo que te venga en gana y debes adaptarte a las normas que te imponen. Pues ella se comporta como si fuese su propia casa y hace lo que le viene en gana. Cambia la voz del medidor de decibelios y pone la suya propia sin poner permiso, se salta las normas a la torera, lo graba desnudo en la ducha, le pone crema depilatoria en el baño junto al champú (imaginad lo que pasa) y se toma el lugar como si fuese su territorio y no el de otra persona. No respeta en absoluto a la persona para la que está trabajando y, lo que es peor, mete un ganso en casa que destroza medio apartamento. Se lo envía su amiga (otra buena pieza) y claro, no puede decir que no.

¿De qué vamos? En serio, ¿para liar a estos dos hay que pasar por todo esto? ¿Qué hombre de clase alta, educado, estricto en su vida cotidiana, tranquilo y amante de la paz se enamoraría de alguien que no le tiene ni una pizca de respeto a pesar de ser su jefe? Es que yo me pongo mala y no es mi casa, así que me cuesta creerme que el dueño de la misma sea capaz de perdonar semejante falta de consideración por parte de una empleada. Que además es su empleada en casa y en la empresa.

Pero claro, ella se convierte en la «salvadora» de la película de Shi Meng porque consigue atraer de nuevo al director prófugo.

¿En serio? ¿De verdad tengo que creerme todo esto?

Bueno, pues como ni me lo he creído ni soportaba a Fang Yan (ni la actuación de Ma De Ya), abandoné Poisoned Love sin ningún miramiento. De hecho, huí como alma que lleva el diablo porque mi paz mental se había ido al garete. Hacía tiempo que una protagonista femenina no me ponía tan tensa. Tanto, que no fui capaz de ver los defectos del protagonista masculino, que ya es mucho.

Lo único que destacaría de esta serie es la escena en la que aparece el cartel de la película El Amante (Jean-Jacques Annaud, 1991). Incluso me emocioné al verlo, con eso os digo todo.


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