Nunca entenderé el éxito de esta serie. Bien, puedo comprender que alguien que no conocía a Lee Min Ho o no tenga experiencia en dramas coreanos caiga rendido a los pies de este desastre, pero la aquí presente no. Cientos de dramas y muchos bodrios a mis espaldas avalan un criterio diferente. Por ejemplo, no logro comprender el amor de la gente hacia Kim Go Eun, que es una actriz horrorosa (cada vez que la recuerdo en Monster me estremezco).
Y sí, yo también era de las que esperaba el regreso de Lee Min Ho como agua de mayo. ¿Y para qué? Para descubrir que estaba ciega. Pero ciega como un topo. Tiene una gran presencia en pantalla, cierto. Puede resultar atractivo, no lo niego, pero es un actor muy malo. Interpreta siempre el mismo papel. Lo repite una y otra y otra vez. Y en este drama en concreto, me di cuenta de que, al lado de Woo Do Hwan y de Kim Kyung Nam se queda en nada. Transmite todo lo que tiene que transmitir, pero le falta algo. ¿Variedad, por ejemplo?
The King: Eternal Monarch ha sido decepcionante en muchos niveles, pero he disfrutado mucho de la actuación de Woo Do Hwan y, además, me interesaba el personaje de Kim Kyung Nam. Pero…
Pero…
Pero…
Pero reconozco que mi principal reclamo era Lee Jung Jin. Es uno de mis actores favoritos y verlo con los otros tres me atraía lo suficiente como para obviar la presencia de Kim Go Eun. Sin embargo, todos mis esfuerzos fueron en vano y llegué al capítulo 11 casi arrastrándome. Pero no le encontraba sentido a nada. Ni siquiera a los emplazamientos publicitarios que promocionaban los mismos productos en los dos mundos. Era insoportable.
Olvidemos las malas actuaciones de Lee Min Ho y de Kim Go Eun. Vamos a suponer que son actores decentes y que tienen una gran química. Aun así, la serie es carente en otros sentidos.
Primero, la creación de los mundos es lamentable. Se nota que la escritora no ha investigado nada sobre el tema. Aunque no me sorprende en absoluto. Es una de las guionistas mejor pagadas de Corea y sabe bien cómo tocar las teclas del éxito (varios dramas exitosos la avalan), pero cada vez lo hace peor y este drama es solo un ejemplo de su decadencia. Y no es que los anteriores hayan sido mucho mejores, la verdad.
En fin, que no hay nada que pueda salvar de este drama. Tenían un personaje maravilloso encarnado por Lee Jung Jin, el tío del protagonista, ese hombre cuyas motivaciones se diluyen entre tanto emplazamiento comercial y una historia de amor que no se cree nadie. Porque vamos a ver, ¿cuándo pasa él de tarado a convertirse en el amor de la vida de la protagonista? Cuando descubre que es más rico que Creso y que es rey. Entonces los ojos le hacen chiribitas y se declara profundamente enamorada de él. Porque el rey tiene pasta, pero es un tío cercano, afable y sabe cocinar. No me veis, pero al recordarlo pongo los ojos en blanco. No hay una evolución lógica en la relación de los protagonistas, no hay forma de creerse que esos dos están enamorados. Imposible.
Llegué al capítulo 11 y el conflicto principal todavía no se había desarrollado. No se sabía gran cosa del tío ni de sus intenciones. Quedaban cinco episodios. ¡Cinco! Y en esos cinco episodios, entre emplazamiento publicitario y emplazamiento publicitario, tenían que desarrollar toda esa parte. Imposible hacerlo en condiciones. Además, incluso uno de los mejores personajes (el guardaespaldas) había perdido parte de su interés. Era como si todo se fuese diluyendo, perdiendo esencia, agarre. No hay misterio, no hay nada. El tío hace una declaración de intenciones en los primeros minutos del drama y, en esos primeros minutos, sabes quién salva al niño. Luego todo se centra en ese romance que no hay quien se crea y en mostrar productos publicitarios a diestro y siniestro.
Es un desastre tremendo de principio a fin y no he sido capaz de salvar nada de la serie. Lo intenté, de verdad que sí. Puse todo mi empelo, pero fui incapaz de hacerlo. Por eso ha pasado a la sección de dramas abandonados.
Cierto, visualmente es muy atractiva en algunos momentos. En otros pasa sin pena ni gloria. Además, esa aparición del rey en el centro de Seúl me recordó tanto a la que hace el protagonista de Queen In Hyun’s Man, que me sacó de la serie por completo. Aunque todo esté escrito, no es bueno copiar, señores. No lo es.