¿Te imaginas que cuando estás a punto de pasar al otro mundo, le das a un botoncito y regresas a la vida?
A la de otra persona, me refiero.
Eso mismo le pasa a Deb, una aspirante (tipo “rubia power”) a modelo. Al abrir los ojos, es Jane, una abogada nada rubia y mucho menos modelo… de cuerpo, porque de inteligencia, bien podría serlo.
Se acuerda de su vida como Deb, pero también conserva los recuerdos de Jane. Una simbiosis más que perfecta para crear una tragi-comedia veraniega que bien merece entregarle una siesta cada semana.
Tramas interesantes, mezclas de sociedad vista desde dos puntos de diferentes, desde dos mentalidades, personalidades completamente distintas pero complementarias, con un objetivo común: Grayson. Los tríos, siempre de moda, ya se sabe. Todo esto aliñado con un “super cute” ángel de la guarda, la super fashion amiga y demás fauna del buffet que no tiene que envidiarle (demasiado) a la que un día fue la de la Srta. McBeal.
Tuve que subtitular los primeros minutos para una asignatura de la carrera y, tras escucharlos 1.001 veces en mi empeño por plasmar cada sonido, me juré que tenía que ver si merecía tanto sufrimiento. Si de verdad tenía sentido todo ese resumen de entradilla, si existen los ángeles o si una modelo y una abogada XL pueden llegar a ser una, pueden llegar a quererse y respetarse por lo que son y no por lo que parecen ser.
Y lo más importante, si son capaces de hacerlo con humor, con gusto y con naturalidad y realidad.
Y lo consiguió y me enganché y , a día de hoy, desde hace tres años, sigo con avidez cada verano sus desventuras.
Ya me contarás si eres una Deb o una Jane, una Stacy o, simplemente, tú misma.
Buena suerte.
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