Te dediqué mi poesía más de una vez
y para qué, ahora derramo lágrimas
mientras escribo palabras de odio y
Dueles como una espina recién clavada
en la punta de mi dedo índice.
Veo caer la suave y brillante lágrima
de sangre recorriendo mi dedo,
lentamente pero sin pausa,
que curioso es el dolor.
Me duele pero dejo que duelas,
me rompo y me dejo rota,
sangro y dejo que se deslice la triste
lágrima, incluso aprieto esperando
a que salgan más y siento el dolor,
tu dolor,
el daño que me hiciste.