Hace ya mucha tiempo que Navidad y consumo es todo uno. Se multiplican los anuncios de colonias, de ofertas en pequeños electrodomésticos, los grandes almacenes ofrecen créditos para las compras navideñas y las entidades bancarias sus condiciones ventajosas para imprevistos (lo que hace que devolver el crédito se convierta en el principal imprevisto). Pero todavía hay muchas cosas por hacer que son gratis y ayudan, si no a ser feliz, algo que parece estar reservado a idiotas y desinformados, sí a pasar buenos ratos. Porque de eso se trata, ¿no? Todo suma. Así que he hecho una pequeña compilación de actividades caseras y no tan caseras para sobrellevar la dichosa y muchas veces poco dichosa Navidad.
- Dar un beso a alguien que quieres, o que te quiere. El gasto es nulo, incluso en calorías. Si te decantas por otras tras formas de demostrar amor, también gratuitas, consumirás, además, esos kilitos de más que se agarran con fuerza a la vida dentro de la piel en estas fechas.
- Dar un paseo. Las previsiones del tiempo anuncia buen tiempo y temperaturas suaves. Sal a la calle, o al campo, o al parque y aprovecha la mejor energía renovable y alternativa: el sol. En enero las previsiones no son tan halagüeñas y anuncian nuevas subidas en el recibo de la luz. Así que sal a la calle.
- Leer. Desde bibliotecas municipales hasta a diarios, revistas y blogs gratuitos. Lo analógico y lo digital ofrecen infinitas posibilidades y nunca han estado tan cerca. No hay que menospreciarlo porque el acceso sea fácil y no suponga esfuerzo. Mejor aprovechar la oportunidad.
- Imaginar. Este punto está íntimamente ligado al anterior.
- Limpiar y ordenar la casa. Por un inexplicable efecto mariposa, también se limpia y ordena la mente. Tirar lo que no se utiliza, o dárselo a alguien que podría sacarle partido. Si no se nos ocurre nadie, déjalo igualmente junto al contenedor: desaparecerá en minutos y no precisamente por la eficacia del servicio de limpieza del ayuntamiento.
- Apagar la tele y escuchar la radio: verás que no estás solo.
- Cocinar. Las latas resultan muy prácticas en caso de ataque nuclear o invasión alienígena, incluso para una cena improvisada junto al gato, pero hay algo en ellas de deprimente, que las hace especialmente contraindicadas en estas fechas. Debe ser la textura del material del que están hechas.
- Regar las plantas hasta anegarlas. Quita las malas hierbas y las hojas y flores secas. De ahí sí se puede. En enero subirá el agua, así que aprovecha.
- Escribir. Obligarse a reflexionar y a ordenar mínimamente las ideas dándoles una forma más o menos inteligible según la pericia. Si no lo haces mal, harás felices a otros aunque sea por unos minutos.
- Ponte guapo/a. Aumenta la autoestima, y eso da mucha rabia a los envidiosos y recortadores de alas.
- Escuchar música. De cualquier estilo. Toda sirve.
- Sonreír.
Feliz domingo.