Revista Cultura y Ocio
Querido Luis Alberto, soy tan feliz en tu reino blanco. Palabra de honor.
Sin equipaje ni permiso alguno, ya sabes tú cosas de la amistad, me he mudado a vivir en tu palabra (esa, la de los mundos y los días) donde todo son puertas y paisajes, sueños, haikus y seguidillas.
A ver si así consigo, de una vez, quitarme de toda la mediocridad de esta absurda república de poetastros que se sienten el ombligo del mundo y que tan mal me caen si lo pienso.
Creo, amigo mío, que este cambio de domicilio ya es definitivo.
Antonio Marín Albalate