Llevo unos días (eufemismo de meses) con el ánimo bipolar sobre mi profesión y mi futuro. A punto de rendir las naves viendo un panorama que me resulta desolador.
Si tengo el día ácido hago comentarios como que los 80' llegan en la moda y también en la EA.
Sensación de retroceso en programas, acciones y alcances. Tiempos de supervivencia bajo mínimos, mucho mas de lo mismo (más paseos, más acciones puntuales de 50 minutos, otro taller de jabones, ...). Siguen cayendo programas que tenían algo más de "calado social" y las iniciativas que busco y encuentro son periféricas y están lideradas desde asociaciones o pequeños colectivos (redes de huertos urbanos, grupos colaborativos, etc).Si tengo el día optimista, y como deformada bióloga que soy, pienso en las esporas de resistencia.
La crisis económica, los recortes presupuestarios, las malas practicas profesionales (empresas/administración a partes iguales) nos ha afectado y no hemos sabido (o podido) reaccionar. Pero quizá estemos ahí, esperando a que cambien las condiciones para volver a explorar, aportar, crear, ... o incluso el futuro puede que esté en esas acciones periféricas, más humanas, más pegadas a la realidad.Y aunque esto último me parece deseable, también creo que a la administración, que gestiona lo público, lo de todos, debemos exigirle que apueste por una educación ambiental de calidad, con más recursos y con mejores mecanismos de control que eviten caídas de precios y calidad.